Autor : Lorena Zapata López

La congestión por el tráfico en las vías de circulación conlleva efectos negativos directos en el medio ambiente y la salud de la población.
Los vehículos a motor emiten grandes contaminantes y Gases de Efecto Invernadero, GEI, perjudiciales para el entorno vital.
A propósito del día sin carro y sin moto que se llevará a cabo mañana en la ciudad de Armenia, cuyo propósito es generar una jornada pedagógica para promover la movilidad sostenible y es una oportunidad para reducir la contaminación y el ruido, es importante entender el impacto que tiene la movilidad en el medio ambiente, especialmente por vehículos que funcionan con combustibles fósiles, los cuales contribuyen significativamente a la contaminación y otros daños tanto ambientales como para la salud de las personas.
La movilidad, bien sea de transporte público o particular tiene un protagonismo creciente que, en muchas ocasiones y debido a la falta de consciencia sobre el control adecuado en cuanto a mantenimientos genera deterioro ambiental; es por eso que en la actualidad se promueve la movilidad sustentable a través de vehículos eléctricos, híbridos o a hidrógeno y, muchos gobiernos generan alternativas como la eliminación de impuestos o la disminución de aranceles de importación para dichos autos con el propósito de incentivar su compra y uso.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS “La contaminación del aire que es uno de los mayores riesgos ambientales que existen para la salud”. El organismo aclara que mediante la disminución de los niveles de contaminación del aire los países pueden reducir la carga de morbilidad derivada de accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cánceres de pulmón y neumopatías crónicas y agudas, entre ellas el asma.
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El biólogo Carlos Arturo Ruiz Escalante, especialista en gestión ambiental, indicó: “La contaminación ambiental producida por el tráfico es la que causa la combustión de los materiales fósiles, especialmente diésel y gasolina. Los motores de combustión interna de los vehículos emiten varios tipos de gases y partículas que contaminan el entorno y los ecosistemas. Pienso que la manera de mitigar estos impactos es que los gobiernos se preocupen por cambiar los modelos de circulación poniendo la prioridad en el transporte público y fomentando la movilidad activa; es decir caminar y pedalear para trasladarse y, no menos importante, a través de campañas de educación ambiental que generen conciencia sobre el uso y no abuso del transporte y de ser posible que las personas puedan mutar de vehículos de combustión a carros y motos sostenibles”.
Ruiz Escalante también se refirió al día sin carro y sin moto. “Aplaudo este tipo de estrategias porque, aunque sea una jornada de restricción vehicular contribuye de manera positiva en muchos aspectos, no solo a suavizar las condiciones que enferman al medio ambiente, sino que reduce índices de accidentalidad, el caos vial y la contaminación auditiva, y es, sin duda, una oportunidad para que muchas personas que necesitan desplazarse se ejerciten”.
Algunos de los daños que producen los vehículos
Los vehículos a motor emiten dióxido de carbono (CO2), metano (CH4), óxido nitroso (N2O) y otros contaminantes atmosféricos locales como monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), partículas finas (PM2.5) y compuestos orgánicos volátiles (COVs); todos estos responsables del deterioro a la salud humana, a la calidad del aire; y a contribuir al calentamiento global y al cambio climático.
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Otras consecuencias asociadas al transporte, ocurren en la producción y operación de vehículos, ya que se requiere la extracción de recursos naturales, como metales y petróleo, lo cual genera escasez al tiempo que consume grandes cantidades de energía. Asimismo, pueden contribuir a la contaminación del agua a través del drenaje de sustancias químicas de los neumáticos y la carretera, así como a través de la escorrentía de aceites y combustibles.
María Fernanda López Sierra, profesional especializada de la Subdirección de Regulación y Control Ambiental de la CRQ, argumentó: “Desde la competencia de la CRQ, para el caso específico de las fuentes móviles se tiene que la corporación debe hacer los estudios de inventario de emisiones atmosféricas de fuentes móviles y fijas con el fin de determinar cuál es la contaminación y poder generar estrategias de reubicación y de control de la mano con las alcaldías municipales. La corporación también realiza estrategias de monitoreo a fuentes móviles o a los vehículos en la vía pública con el acompañamiento de la Subsecretaría de Tránsito del departamento quiénes son finalmente los que imponen el comparendo y nosotros dentro de nuestras competencias realizamos estas mediciones de acuerdo a los términos y tiempos que establece la norma ambiental.”