Autor : Roberto Restrepo Ramírez

Don Segundo Henao Patiño, fundador de Calarcá y Génova.
A cien años del fallecimiento de Don Segundo Henao Patiño, recordemos que fue uno de los primeros dramaturgos y escritores del Quindío. Algunas de sus obras fueron el libro La miscelanea y la obra teatral La pastora.
Ayer se cumplieron cien años de la muerte de Segundo Henao Patiño, el fundador de Calarcá y Génova, en el departamento del Quindío. Fue, para la época que le tocó vivir, todo un personaje de las mayores consideraciones históricas, que reflejan ellas su limpieza e independencia de pensamiento. Además de pasar al renombre provincial como el único fundador de dos municipios. Varios autores no dudan, en sus obras escritas, endilgarle los títulos de la experiencia, la persistencia y la valentía, con los que ha pasado su nombre a la historia regional:
“…Colono, emprendedor, autodidacta y seguidor del rosacrucismo”, tal cual lo recuerda en uno de sus escritos el presidente de la Academia de Historia del Quindío, Jaime Lopera Gutiérrez.
“Profano, aventurero, guaquero, colono fundador, alambiquero, escultor y de pensamiento liberal”, como lo describe el historiador Álvaro Hernando Camargo Bonilla en su blog ‘Camino del Quindío’.
Mientras que Luis Arturo Urrea Henao, en su blog ‘Fundadores y sus descendientes’, no duda en coincidir con los anteriores escritores en los calificativos ya mencionados, sino que nos recuerda otras de sus características ocupacionales: “… Fue caminante, político, poeta, escritor, orador, minero, increyente y amigo de la libertad”.
Pero es el cronista de Génova, José Adán Gómez Alzate quien en su libro titulado ‘Génova Quindío 1903 - 1993’ más se explaya en la descripción humana de don Segundo Henao pues, al final de su libro (escrito para conmemorar los 90 años del municipio) incluye varios capítulos relacionados con este personaje que, sin duda alguna, dejó una huella imborrable en la región, por el aspecto que más se ha minimizado en el recuento histórico del Quindío. Es el que se refiere a las facetas de escritor, dramaturgo y poeta, sin olvidar el carisma y la pujanza que lo caracterizaron en su papel de fundador del segundo poblado, Génova. Esto escribe:
“…El prestigio del personaje era inmenso por aquellas montañas y por ello le fue fácil identificarse en sus pretensiones con todos los finqueros y así cuando les comunicó la idea de fundar un pueblo en esos bosques, todos le ofrecieron colaboración para que siguiera adelante con su proyecto…”
“…Tenía capacidad, tenía experiencia y tenía amigos que lo acompañaban en sus aspiraciones y desde que la idea de fundar otro pueblo se le anidó en su cerebro, jamás la pudo sacar y se lanzó a esta nueva aventura, en conquista de la gloria eterna y lo consiguió “.
Génova en sus primeros años de fundación.
Fue don Segundo Henao Patiño uno de los primeros escritores y dramaturgos del Quindío, algo muy singular para la época de principios del siglo XX, cuando todos los esfuerzos de los colonos -y de los fundadores de pueblos como ocurrió con Henao Patiño- se centraban en la búsqueda de nuevos lugares para establecerse con sus familias, mientras ocurría el atroz descuaje de montaña y se avanzaba en labores de guaquería. Dice José Adán González, en su obra escrita, que don Segundo se estableció en su finca o mejora, ubicada en el sector montañoso del territorio denominado Río Azul, antes de la fundación de Génova (que data para el año de 1903) y se dedicó a escribir sobre los muchos casos de ocurrencia en Calarcá y la región. Allí recibió noticias del fusilamiento del coronel José Miguel Echevarría, en la plaza de Armenia, “lo que le proporcionó tema para escribir en los días siguientes el bello artículo de protesta titulado ‘La mancha negra’.
En el tomo 6 de la ‘Cátedra de la Quindianidad’ (Editorial Universitaria de Colombia, Armenia, 2004), las docentes uniquindianas del Programa de Español y Literatura Blanca Cecilia Ramos e Isabel Cristina Villanueva, en su capítulo sobre el teatro en el Quindío, también se refieren a Segundo Henao como prístino dramaturgo y escritor, y a propósito de la única obra producida por el fundador de Calarcá y Génova:
“Don Segundo Henao da a conocer en su obra ‘La miscelánea’ diversas clases de escritos, desde crónicas, entre ellas ‘Aventuras en el Quindío’ y ‘Fundaciones’; algunos discursos a Colón, a Ricaurte en San Mateo; una protesta titulada ‘El guante rojo’, varios poemas como ‘Injusticia’, ‘Diálogo’ e ‘Imborrable’ y su obra teatral ‘La pastora’.
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El libro ‘La miscelánea’ fue escrito en Génova en 1916 y todo indica que fue publicado a principios de la segunda década del siglo XX, cuando se instala en Calarcá la imprenta, “que prestará importantes servicios, tanto a la entidad municipal como a la sociedad en general”, y tal cual reza el Acuerdo del concejo municipal del año 1920. En ese sentido, también se emitió la providencia del 5 de julio, por medio del Acuerdo número 24 y se fundó un periódico que sería el órgano de la municipalidad, el cual se denominó ‘Calarcá’, anunciando su edición mensual (‘Concejo de Calarcá, 100 años en la historia’, Bogotá, Quebecor World, 2005).
Según las autoras Ramos y Villanueva, el poema titulado ‘Diálogo’ trata de la comunicación “entre un guardián y el general, allí se advierte el abuso del poder, la libertad con que se movilizan los altos mandatarios de un lugar a otro sin tener a quién dar cuentas de sus actos”.
El carácter recio y contestatario de don Segundo Henao, y también su talante iconoclasta, se traduce en la obra dramática titulada ‘La Pastora’. En seis actos, “se desarrolla en la casa paterna de la joven Pastora, allí se encuentran sus padres Don Sinforoso y Doña Luisa, un cura, Andrés (enamorado de Pastora), Marcela (criada del cura) y un paje”.
Es notoria la trama de esta obra teatral, en la que se cuestiona el papel del sacerdote, “a pesar del rango de importancia e influencia que tiene en su comunidad y en el sentir general de los católicos”.
El economista y directivo de la Academia de Historia del Quindío Gonzalo Alberto Valencia Barrera, en su obra titulada ‘Relatos y, fundaciones y primeras descripciones de los pueblos del Quindío’ (Biblioteca de Autores Quindianos, Armenia, 2019), en las páginas 184 y 345, nos recuerda fragmentos de las dos crónicas de aventuras y travesías de don Segundo Henao, incluidas en ‘La miscelánea’.
La primera, titulada ‘Aventuras en el Quindío’, es un detallado relato que describe la penosa jornada que él hizo en 1879, cuando residía en Salento, recorriendo el territorio sur, con un compañero llamado simplemente Santa, en búsqueda de una laguna encantada, la de Maravélez, que en esa época era “tan mentada por tradiciones como la más rica del continente americano”.
En el texto titulado ‘Fundaciones’ es importante destacar el siguiente fragmento, que se refiere a los años posteriores a la fundación de Génova:
“. . . Diez años viví en esas montañas donde monté una buena finca y dejé a Génova elevada a corregimiento; luego regresé a Calarcá donde ayudé a conseguir el circuito y vi además reemplazadas las obscuras sombras de la noche por ese gran invento del sabio Edison: la luz eléctrica. También tuve el honor de ver en la plaza, bautizada por mí Plaza de los Mártires, donde yo ayudé a descuajar los corpulentos árboles y hoy está cultivada de plantas que con su belleza y aroma, alegran y embalsaman el aire, llamando la atención a cuantos le visitan. Vi también un gran templo en el solar destinado por mí para ese fin. Vi también el trazado del ferrocarril que en días no muy lejanos ha de atravesar la Cordillera de los Andes, uniéndonos con la capital de la República. Vi también en Calarcá la imprenta, el gran elemento de progreso para los pueblos”.
Cuando se publicaron las anteriores reminiscencias, en su obra ‘La miscelánea’, corría el año 1921, aunque ocurrió un hecho desafortunado, el incendio provocado de la edificación donde se habían editado los ejemplares. Todo indica que comenzaba el declive del personaje. En una obra hermosamente graficada, titulada ‘La historia de mi pueblo’, que dos docentes de la institución educativa Instituto Génova escribieron de manera didáctica con sus estudiantes, así describen sus últimos detalles de existencia:
“… Ya estaba muy anciano Segundo Henao Patiño, contaba con 76 años caminando ya por los senderos del ocaso, cuando preparó lo que resultó ser el viaje sin regreso a Calarcá… Su caballo empezó a ganar la loma hasta Colón (Pijao) y luego el descenso hasta Rioverde, para después ascender hasta Barcelona y Calarcá. . . La muerte de su hijo Honorio Henao Patiño y la quema de ‘La miscelánea’, dos acontecimientos que sirvieron para amargar sus últimos días”.
En dicha obra, publicada por Duplicar & Suministros, en Armenia, en septiembre de 2013, los docentes de Génova Delfa Gil y Andrés H. Zambrano señalan el lugar donde fue velado:
“En la casa que tiene por dirección calle 41 # 26 - 29, fue llevado el cuerpo de Segundo Henao Patiño hasta el cementerio laico donde se sepultó el 21 de enero de 1923 en Calarcá”. Y añaden la siguiente frase significativa, atribuida por ellas al colono fundador que había nacido en Pácora en 1845: “Que el futuro de la raza humana solo se encuentra y descansa en pedestales de libertad”.
Foto parque principal de Calarcá, 1904.