Este nuevo yerro de otro de los integrantes del gobierno del cambio sigue empujando al ejecutivo nacional al despeñadero del descrédito, la desconfianza y la protesta colectiva.

Los irregulares procedimientos a los que fue sometida la extrabajadora de servicios domésticos, de la hoy exjefe de gabinete del presidente Petro, era ya de por sí algo muy grave, pero con el paso de las horas, algo todavía más gravoso salió a la luz pública. Haber conducido a los sótanos de uno de los edificios de gobierno a la exniñera de Laura Sarabia, para interrogarla ilegalmente, fue, por decir lo menos, un gravísimo abuso de poder; aplicarle prueba de polígrafo es rocambolesco, pero ordenar interceptaciones ilegales es motivo de despido, como en efecto sucedió, rechazo colectivo, como está ocurriendo, disculpa nacional, que no se ha dado, y apertura de rigurosa investigación, que ya se anunció. No puede un funcionario de gobierno proceder de esa forma, el mensaje que envía genera pánico y alarma nacional, deslegitima al gobierno y lo aleja de lo prometido en agosto del año pasado.
Muchas eran las dudas y quejas de gobernadores y alcaldes sobre el actuar de Laura Sarabia, saliente jefe de gabinete, pero todas parecen haber sido despejadas. Ya no hay duda, no era la persona idónea para tan importante cargo. Roces entre algunos ministros, algunos de ellos ya por fuera del Gobierno nacional, y la primera autoridad del país fueron, diferentes voces así lo señalan, producto de la errática interpretación que la profesional Sanabria hizo del concepto servidor público.
Volver a hablar de interceptaciones ilegales, esta vez a dos personas dedicadas a oficios domésticos, revive episodios odiosos de la vida política nacional que se creían erradicados y ante los cuales el actual presidente, con investidura de senador y/o candidato, había condenado enérgicamente. Nada que toma velocidad de crucero el entrante Gobierno nacional, sigue avanzando en medio de turbulencias. Además de Sanabria, también el cuestionado embajador en Venezuela dio un paso al costado, era lo mínimo. Este reprochable episodio apenas parece comenzar, con el paso de los días van apareciendo nuevos detalles que hacen más turbio el presente del mandato constitucional confiado a Gustavo Petro.
A las señoras Marelbys y Fabiola, extrabajadoras de la funcionaria Sanabria, las interceptaron ilegalmente, durante varios días, y en el informe policial, revelaron fuente, las hicieron pasar como fichas claves de alias ‘Sopas’, cabecilla de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, también conocidas como ‘Clan del Golfo’. A las extrabajadoras domésticas las perfilaron con los alias ‘La Cocinera’ y ‘La Madrina’ y en contra de ellas había sido abierta una noticia criminal, responsabilizándola de la pérdida de siete mil dólares propiedad de Laura Sanabria. Qué oscuro todo.
Interceptaciones ilegales, falsos positivos, sótanos de interrogación ilegal con polígrafo y participación de uniformados. Elementos propios de esas execrables dictaduras marcadas por desapariciones forzadas, torturas, intimidaciones, censura y violación de derechos fundamentales. La conmoción provocada por lo que acaba de pasar con una de las personas más cercanas al presidente Petro genera incertidumbre, pero tanta oscuridad pareciera solo apenas la punta del iceberg.