El país necesita saber si a la campaña política del hoy presidente entraron dineros ilícitos, y que los responsables de perpetuar tan execrable práctica paguen.

Siendo muy grave, grotesco, incluso delictivo, el lenguaje usado por el entonces embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, en sus airados reclamos a la por esos días jefa de gabinete del presidente Gustavo Petro, no es tan grave como la gran incógnita que queda en el aire y que en lo sucesivo deberá ocupar el tiempo de los organismos de control y las autoridades. Es imperioso aclararles a los colombianos si la campaña del hoy presidente de la República también se financió con dineros sucios. Las frases atribuidas a Benedetti son propias de bandidos, de mercaderes de la política, de personas indignas de portar una credencial de servidor público, de ciudadanos que de ninguna manera pueden fungir como embajadores de una nación.
“En el momento en que yo diga quién dio la plata aquí en la Costa, yo sé qué es esa mondá. Tú, que no sabes un culo de historia, lee cómo empezó el hijueputa (proceso) 8.000” (...) “¿Qué tal que uno diga, mamando gallo, quién fue el que puso la plata aquí en la Costa?”. “Nos hundimos todos, nos acabamos todos, nos vamos presos, acabamos toda la hijueputa verga”. “Tengo excelentes relaciones con el Departamento de Estado. Excelentes son excelentes, pero de eso no te puedo contar. Pero no es que me vaya así de espía, ni nada de eso, sino (…) bueno después te cuento (…) y con la DEA también”. “El presidente sale como un loco ayer y juega con una vaina de víctimas y tal, para una vaina de política de cuatro niñitos”. Si, las anteriores frases, más otras no menos comprometedoras, ramplonas y acusadoras, serían de autoría de quien fue en campaña sombra de la hoy primera autoridad del país y luego embajador de Colombia en Venezuela.
Desde la campaña presidencial se cuestionó el aterrizaje de Armando Benedetti al grupo del Pacto Histórico y la alianza por el cambio. Tanto este nombre, como el de Roy Barreras, y otros más, encarnan la forma tradicional de moverse en el mundillo de la politiquería, por eso los reparos al verlos hablándole al oído a quien como candidato prometía que tenía otra forma de hacer política. Aún encartado con la justicia colombiana, sin poder resolver la acusación que sobre sus hombros tenía por enriquecimiento ilícito, Benedetti asumió un rol protagónico en la campaña y por eso fue premiado con una de las embajadas más importantes para Colombia. No se puede olvidar el bochornoso enfrentamiento que tuvo Benedetti en campaña, salido de la ropa como lo acaba de hacer con Laura Sarabia, retando a pelear al entonces candidato Fico Gutiérrez, pero luego ungido como diplomático.
La frontera con Venezuela es fundamental para Colombia, a lo largo de esos 2.200 kilómetros hay mucho por hacer. La relación comercial, la migración y el conflicto armado, por solo citar lo tres gruesos asuntos que unen a las dos naciones, fueron confiados a quien desde antes de la campaña ha tenido como características la ordinariez, el cálculo político y ha sido señalado de ser un fiel exponente del todo vale. Allanamientos, chuzadas ilegales, tráfico de influencias, chantajes, amenazas, pago de favores personales y ahora dineros ilícitos, todo un coctel de graves señalamientos y dudas por resolver asociadas a un gobierno que no ha podido, ni siquiera, ordenar la casa, para ocuparse de los no pocos graves problemas que tiene el país.