Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de LA CRÓNICA S. A. S.
El cuerpo humano está hecho para el movimiento, a través de los años se ha ido especializando el movimiento y con la ayuda de la estética y la coordinación llegamos a lo que hoy conocemos como el baile. Este se acompaña con la música, en algunos casos mas rápida y con sonidos más fuertes y en otros más lenta y con sonidos estilizados.
Para que se dé un movimiento se debe activar nuestro cerebro desde muchas funciones que hacen que generemos más redes y conexiones neuronales. Se activa también nuestro cerebro creativo y evocamos con la música emociones y percepciones que generan mayor bienestar.
El movimiento desde un componente musical hace que generemos más serotonina que permite que sintamos más felicidad y bienestar. Nos conectamos con nuestra alma y nos sentimos mejor el resto del día.
Es por todo lo anterior que la invitación de hoy es a movernos. Puede que no seamos los más coordinados, que no tengamos los movimientos más claros y rítmicos pero siempre podemos movernos y hacer que nuestros músculos se acostumbren y logremos generar movimientos aprendidos que nos permitan sentir más la música y lograr esa conexión con el aquí y el ahora.
Busquemos cómo movernos, en la casa, en un gimnasio, en una clase de baile, en cualquier lugar, tengamos presente esta posibilidad del cuerpo que genera una alternativa a nivel de nuestras emociones y que permite que nuestro cuerpo se deteriore menos y que el envejecimiento se tarde más.
Tengamos presentes la posibilidad que tenemos de prevenir enfermedades o deterioro cognitivo y cómo la música permite que podamos ser más saludables a nivel de nuestro cuerpo.
Sintamos más la música, concentrémonos en cada uno de los procesos del cuerpo, reconozcamos cada movimiento y cada ritmo, así vamos logrando que se den cambios importantes en nuestra vida.
Cuando bailemos o nos movamos diariamente hagamos el ejercicio de no pensar en nada más que ese momento, nos debemos a nosotros mismos concentrarnos en el presente y ser claros con nuestras emociones sin necesidad de pensar en nada más, ni lo que está ocurriendo, ni el trabajo, el estrés, solo concentrarnos en la realidad más clara que tenemos, el presente y la consciencia de nuestro cuerpo.