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La piel no sabe de religión, color, política, ni género. Muchas películas tocan este tema, hay dos que erizan la piel con un erotismo sublime. Abdellatif Kechiche en el año 2013 con Adéle, nos muestra la relación entre Adéle y Emma. La película fue considerada la mejor del año y ganó la palma de oro del festival de Cannes. En la historia de dicho festival, es la primera vez, que a una película se le otorga la palma al director, y a las dos actrices principales. Adéle es una adolescente que cuando entabla amistad con Emma descubre el deseo y la libertad de amar, después de Haber pasado por la horrorosa experiencia de su primera vez, con un amigo. Adéle insatisfecha, ve de pronto pasar a una chica de pelo azul, y empieza a fantasear con ella, hasta cuando la encuentra en un bar gay. Las amistades y la familia de Adéle, la señalan, mientras ella profundiza su relación con su amiga hasta cuando se dan un beso, que desata una apasionada relación. Las escenas de la película, lejos de toda pornografía, son de una belleza y sensualidad, que rayan con lo sublime.
El The Daily Telegbraph y The Guardian le dieron a la película cinco estrellas, ganó en más de treinta festivales, y vive en la retina y el corazón de los tristes mortales que, acostumbrados a ver la cotidiana miseria humana, nos maravillamos cuando tenemos la posibilidad de ver una película de tal belleza. El Movie Room Reviews elogió la película “Esta no es una película que trate con la intolerancia de la homosexualidad o lo que es ser lesbiana. Se trata de querer explorar esa parte de ti que sabes que está ahí mientras se sigue lidiando con la torpeza de la juventud”. El Nouvel observateur la catalogó como una obra maestra.
Si las paredes hablaran, película del año 2000, nos muestra el amor lésbico, en los años 60, 70, y 2000. Son tres formas diferentes de vivir el lesbianismo. La primera historia de 1961, con una interpretación galardonada de Vanesa Redgrave, es una relación entre dos mujeres maduras rechazada por sus familias, y la ausencia de derechos legales ante la muerte de una de ellas. En la segunda historia, años setenta, una chica se enfrenta a sus amigas lesbianas, simplemente por la incomprensión de ellas, que no le aceptan el que se haya enamorado de una mujer muy masculina. En la tercera historia, años 2000, Sharon Stone nos muestra el drama de una pareja lésbica, que desea tener un hijo.
Son dos galardonados filmes sobre el amor lésbico, donde las escenas de sexo son preciosas y sutiles. Nos muestran la capacidad de amar del ser humano sin discriminación alguna. El marqués De Sade nos dice que “Debemos darnos a todo lo que sugieren nuestras pasiones, y siempre seremos felices… La conciencia no es la voz de la naturaleza, sino la voz de los prejuicios”. Deberíamos ser lo que queremos, sin miedos, sin dudas.