Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de LA CRÓNICA S. A. S.
Siempre lo he dicho: algún día, no muy lejano, espero que las mujeres tendrán al fin garantizado un derecho total a la igualdad. Muchas cosas contribuyen a dar soporte a esta aspiración común a todas las mujeres colombianas. La naturaleza y la cultura nos han brindado grandes privilegios. Entre ellos, nuestra sensibilidad, el compromiso social, la profunda y entrañable responsabilidad con los niños y el espíritu de servicio que nos lleva siempre a buscar soluciones a nuestros problemas y a los de la sociedad, sin olvidar que somos guardianes por excelencia de nuestro medio ambiente.
¿Cuáles son los problemas que nos corresponde enfrentar? Ante todo, en Colombia, el de la seguridad que nos acecha principalmente a nosotras y a nuestros hijos. Nos da miedo dejarlos solos. Su futuro nos preocupa. Esperamos para ellos mejores oportunidades. ¿A cuantas de nosotras nos ha tocado ser papá y mamá a la vez, sin límite de esfuerzo, de horarios y con todo el inmenso sacrificio que ello conlleva.
¿A cuantas otras les toca trabajar como el más fuerte y abnegado trabajador desde la aurora hasta el atardecer? ¿A cuantas nos ha tocado vivir en medio del escepticismo y de las dudas sobre nuestras capacidades, para no hablar de la abierta descalificación?
No podemos tampoco olvidar la violencia intrafamiliar o violencia de género como se llama en Europa. Es un problema que afecta a muchas mujeres víctimas de amenazas, maltratos y humillaciones de maridos o compañeros. Es indispensable que existan disposiciones legales para castigar estas conductas, así como el acoso sexual, imponiendo, si es necesario, medidas de protección, hogares de paso y una justicia especializada.
Obviamente, tendremos que combatir la discriminación laboral que se expresa ante todo, en diferencias injustas de salarios. Es indispensable que empresas y universidades ofrezcan guarderías y que Bienestar Familiar disponga una red de ellas en las mejores condiciones.
Si miramos de cerca la historia reciente de Colombia, podremos observar una silenciosa revolución que nos favorece. El número de mujeres en las universidades es cada vez mayor y mayor su capacitación. Ajena a la corrupción y el clientelismo, su desempeño en cargos públicos y privados es muy responsable y eficiente. Así como maneja los recursos domésticos, la mujer es muy escrupulosa en el manejo de los fondos públicos. Y algo que no puede olvidarse: a la hora de ser firme ante amenazas como el terrorismo y el narcotráfico, lo es sin claudicaciones.
En este día, debo decir que afortunadamente he vivido y disfrutado de mi condición de mujer, de la cual me siento orgullosa y feliz. Nos ha costado a todas, es cierto, demostrar una y otra vez nuestra capacidad en empeños y trabajos por los resultados que hemos obtenido.
Por todo lo anterior, no dudo en que ha llegado la hora de que Colombia sea gobernada por una mujer. Si mi nombre es favorecido por ustedes, puedo asegurarles en este día de la Mujer que mantendré lo conseguido en estos últimos 8 años y que conseguiré lo que aún falta en campos tan cruciales como la seguridad, la salud, el empleo, la educación y la protección social.
A ustedes, en esta ocasión, las saludo muy fraternalmente y les expreso mi decisión de mantener como principio la tarea de hacer de nuestra patria una sociedad más igualitaria, segura y ética. Feliz día.
Noemí Sanín Posada
Columnista invitado