Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de LA CRÓNICA S. A. S.
El juego de palabras no es solamente por el desastroso irrespeto por el que pasa nuestra ciudad de parte de sus hijos y ciudadanos; quienes decimos amarla, pero no la valoramos ni un poco. También es por el estancado y poco proyectante infravalorado talento humano en la ciudad y desde el respeto escribo el día de hoy, tal vez, buscando ser la voz de muchos que sabemos y hemos visto en nuestra labor los grandes potenciales que existen en varias áreas profesionales y personales y con tristeza parten, ya que como lo he escrito en anteriores espacios es más fácil fugarse con sus talentos y hacer una gran vida, que esperar sentados en la ciudad que sigue parada o “parqueada” en una ilusión que solo nosotros creemos y de la cual expreso: “Ya es hora de despertar”.
Hasta cuándo vamos a seguir creyendo que el progreso existe en nuestra ciudad o usándolo como eslogan político o empresarial barato, si lo único que progresa en nuestra ciudad es la resistencia al cambio y nunca se presenta la mejora continua. Cada esquina sin dueño se volvió un parqueadero, así como cada uno de nosotros tenemos la poca educación de respetar nuestras calles y quiero aclarar que este mensaje no los incluye a todos, pero dice la frase célebre: “Al que le caiga el guante que se lo chante” y ojalá este comentario duela porque es la única manera de hacer que por fin se entienda que no es culpa de nuestros gobernantes, ni de quienes trabajan protegiendo o vigilando el tránsito de la ciudad; esto es de todos aquellos que parece recibieron la educación, pero nunca les enseñaron de valores y mucho menos de convivencia ciudadana. Esto es para aquellos que ven el símbolo de prohibido parquear y se hacen “despuesito” como si no entendieran que es en toda la calle y convirtieron su negativa al raciocinio en doble carril y ya no les basta con un lado de la calle ahora debe ser en sus dos laterales.
Amo con el corazón apretado a mi ciudad y me duele ver que no tiene dolientes, que ya es paisaje de muchos, que el turista ve más aceras ocupadas que locales en actividad. Muchos aún critican las antiguas zonas azules, pero en mi opinión deberían regresar y ser costosas, más costosas que los parqueaderos así generarían 3 grandes valores: Un empleo digno a quien esté cuidando carros y las ya desbordadas motos que se mueven por la ciudad, el dinero que puede aprovecharse para arreglos de vías y manutención del espacio público y la disminución de robos pues son tan “conchudos” que dejan el carro tirado en la calle, les roban y la culpa es de la autoridad municipal y aquí sí hago un comentario personal: “El que deja pagando, pierde”. Pero lo mejor de todo este ejercicio es que al volver a las zonas azules se lograría ahuyentar todas los anteriores, pues seguro estoy que al ver que el orden vuelve a la ciudad, retomarán los lugares donde deben colocar sus medios de transporte y la paz visual y la verdadera y positiva movilidad hará a la ciudad y dejaremos de estar “Parkeados” esperando el cambio y seremos nosotros ejemplo de cambio. Dar un paso es avanzar y de paso en paso el recorrido es grande, pero somos todos. No esperando el cambio de otros, sino siendo el cambio personal, siendo ejemplo. Apunte personal dos: “A los conductores de taxis y de buses también les hace falta una capacitación en trabajo en equipo y valoración personal”. Creo que necesitan unas sesiones de coaching. ¿será que alguien da el primer paso?