Opinión / JUNIO 16 DE 2015

Súper Can, héroe indigno de la patria

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Ayer acompañé a un pensionado indigno, a un paseo de la muerte. Él, a pesar de su pensión, no tiene sistema de salud, tampoco tiene ni un micro ingreso que le permita comer cuando el hambre llega. Fue héroe de la patria, nunca llevó la cuenta de las vidas que salvó. Arriesgó la suya por la felicidad de salvar a otros. Se envejeció salvando vidas y lo pensionaron sin honor. Así como el héroe de mi historia, hoy caminan en cuatro patas por las calles colombianas cientos de ellos, viviendo en la indignidad del hambre y el olvido. Quienes ven y aúpan la guerra desde un cómodo sillón frente a su pantalla, los ven al lado de sus amos con la cola enhiesta y batiente, alegres olfateando el terreno, descubriendo minas antipersona (quiebra patas). Para Súper Can hubiera sido mejor morir en una explosión y llegar con júbilo a su eternidad, y no estar viviendo la vida miserable a la que lo condenó la ingratitud del Ejército colombiano. Cuando estos héroes cumplen cinco años de ejercicio militar, son dejados en manos de su responsable, por lo regular, un soldado profesional quien tiene por razón de su oficio, que dejarlo en manos de una vecina, una novia, una amiga o en el menos peor de los casos, en manos de su esposa. Quien recibió a Súper Can, ante la primera dificultad económica le dio la calle por casa y el basurero por restaurante.

Los héroes sí existen, Súper Can es de carne y hueso, pero hoy gracias a los otros héroes de alta pensión, es más hueso que carne. Existe condenado a llevar una vida indigna, nada parecida a la que debiera llevar en reconocimiento a las muchas vidas que salvó.

Increíble. Las Fuerzas Armadas de Colombia con el billonario presupuesto que manejan, abandonan a sus héroes cuadrúpedos, después de cinco años de heroísmo, al hambre y a la maldad humana. Una micro millonésima parte del presupuesto militar, debiera ser destinada a la construcción de un asilo perruno donde Super Can y sus hermanos puedan disfrutar de su vida de héroes en retiro.

Habrá quien diga que este es un tema banal, pero elogio al congresista Juan Carlos Lozada, quien en un reciente encuentro animalista, propuso sobre este problema, no por perruno menos humano, citar al Congreso al ministro de Defensa para un debate de control político. Sepa doctor Lozada que cuenta con el apoyo de todos los animalistas de Colombia y de todos quienes pensamos como Ghandi que la estatura moral de una nación se mide en la forma como tratamos a los animales.

osoriotoro@hotmail.com


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