Ciencia / MAYO 21 DE 2023 / 4 meses antes

El poder de la evidencia: la ciencia frente a las teorías conspirativas

Autor : Diego Arias Serna

El poder de la evidencia: la ciencia frente a las teorías conspirativas

No causa sino risa ver la forma ingenua en que mucha gente le cree a la pseudociencia. De ahí que la mejor manera de contrarrestar este preocupante fenómeno, es formando en ciencia a la niñez.

La educación científica es esencial para proporcionar a las personas las herramientas necesarias para discernir entre información verídica y teorías infundadas”: Oliver Tapia.

Teorías conspirativas (TC) han existido siempre. Cuando no se contaba con medios de comunicación como los actuales, la información se propagaba “boca a boca”. Con el advenimiento del periodismo y la importancia que quizás adquirió, a partir de la mitad del siglo XX se afirmaba que era el cuarto poder y hacía de vigilante de los gobiernos, señalando los abusos de los gobernantes, pero como el dinero corrompe hasta la sal, entonces los poderes económicos y la gobernabilidad viven un “concubinato”. 

Además, cuando del periodismo formal se pasa a toda esa variedad de medios alternativos, las TC toman más mayor protagonismo y alteran la verdad de los hechos. El caso más conocido es cuando se conspira contra un gobierno y, en este caso, la verdad es pervertida para justificar el ataque. Con las redes sociales, el fenómeno creció como espuma. Sin embargo, este tema no es el motivo del artículo de hoy. El escrito en esta ocasión gira en torno de las TC contra la ciencia. Como la temática es amplia, hay que restringir la exposición a algunos casos y plantear cómo intentar limpiar ese montón de información basura. 

La palabra clave es la pseudociencia, que - aunque se dice que el XXI es el siglo del conocimiento - la mentira abunda; lo peor del caso es cuando revistas reconocidas y científicos con mérito caen en esta “trampa”, que por fortuna no son la mayoría. Recordemos que la pandemia de la Covid-19 fue víctima de esa conspiración. En este caso, como en otros, vale el dicho: una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad. El soporte de este artículo es un texto publicado en National Geographic, España, en mayo de 2023, por Oliver Tapia, director digital de la revista mencionada y Héctor Rodríguez, editor y periodista especializado en ciencias naturales. 

Tapia tituló: “La ciencia vs. Las teorías de la conspiración”. Por su parte, Rodríguez hace la presentación de los siguientes temas: La conspiración de los chemtrails. El virus del VIH fue creado en un laboratorio. El hombre nunca fue a la Luna. El 5G es peligroso para la salud, y, finalmente, Los movimientos antivacunas. En esta ocasion y por su importancia social, se presentará:  El 5 G es peligroso para la salud y los movimientos antivacuna.  

El consenso científico apunta a la certeza 

El conocimiento científico surge del estudio de la naturaleza, en primer lugar, y también de las lucubraciones mentales de quienes investigan, como ha pasado en ciencias de los materiales, el magnetismo, los nanomateriales, la superconductividad, etc. Asimismo, la ciencia ofrece un método riguroso y sistemático, y la comunidad científica debe verificar los resultados. Si hay repetitividad del resultado experimental y es acogida por el resto de los miembros de la comunidad científica, entonces, se tiene un paradigma.  

Como expresa Tapia: “Estamos apoyados en el principio de consenso científico, que se alcanza mediante la revision por pares y la validación de resultados por parte de la comunidad científica. Esto implica que las teorías científicas están respaldadas por un amplio cuerpo de evidencia y han pasado por un escrutinio riguroso antes de ser aceptadas. En contraste, las teorías de la conspiración suelen carecer de evidencia sólida y suelen basarse en testimonios anónimos o en información sesgada”.  

Según él, la clave para combatir las teorías de la conspiración radica en fomentar una cultura basada en la ciencia y en la búsqueda de la verdad. La educación científica es esencial para proporcionar a las personas las herramientas necesarias para discernir entre información verídica y teorías infundadas. Es importante que la sociedad confíe en los expertos científicos y en los procesos rigurosos de investigación, en lugar de dejarse llevar por narrativas falsas.

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Para el experto de National Geographic, la ciencia desempeña un papel fundamental en la lucha contra las teorías de la conspiración. A través de la investigación y la búsqueda de la verdad basada en evidencias, la ciencia desmonta las afirmaciones infundadas y nos proporciona una base sólida para la comprensión del mundo. También hay que decir que se debe reivindicar la enseñanza rigurosa de las ciencias naturales y las matemáticas en la educación básica, que están de “capa caída” en las últimas décadas. 

Los movimientos antivacunas

Por su parte, Hector Rodríguez hace su aporte en la citada publicación, manifestando inicialmente que “cada día resulta más común el cuestionamiento de hechos demostrados científicamente y con una evidencia sólida que los respalda, y florecen teorías de la conspiración que en su mecánica funcionan de un modo completamente opuesto: tratando de ajustar la evidencia a la teoría, en lugar de la teoría a la evidencia. A continuación, os mostramos algunas de las teorías de la conspiración más populares en la actualidad y os ofrecemos algunos argumentos que las desacreditan”. 

Frente al movimiento antivacuna, Rodríguez advierte que por sus consecuencias, esta es quizá una de las teorías de la conspiración más peligrosas que existen. Este movimieto se basa en la creencia de que las vacunas son peligrosas y pueden causar daños a la salud, entre los que se incluyen el autismo y otros trastornos neurológicos. Uno de los mitos más extendidos es precisamente el de que las vacunas producen autismo. Esta idea se originó a partir de un estudio publicado en 1998 por el doctor Andrew Wakefield y sus colegas en la revista médica The Lancet, en la que afirmaron haber encontrado una conexión entre la vacuna triple vírica y el autismo.

Sin embargo, posteriormente se descubrió que el estudio había sido un fraude y que los resultados habían sido manipulados. Wakefield perdió su licencia después de quedar demostrado que el estudio fue sufragado y realizado a petición de un grupo de presión que buscaba demandar algunos fabricantes de vacunas. El estudio, desacreditado por completo, fue retirado por la propia revista, una de las más prestigiosas en su campo, y desde entonces son numerosas las investigaciones que han confirmado que no hay relación entre la vacunación y el autismo. 

Además, la experiencia ha demostrado a las vacunas como instrumentos altamente efectivos para prevenir enfermedades graves, como el sarampión, la polio y la varicela, muchas de las cuales, tras causar millones de muertes en el pasado, se consideran completamente erradicadas en la actualidad. En criterio de Rodríguez, el movimiento antivacunas es en la actualidad causa de preocupación por parte de muchos profesionales y organismos del ámbito de la salud pública, ya que la falta de vacunación ha provocado en diversas ocasiones una ventana de oportunidad para el resurgir de algunas de estas enfermedades. Asimismo, hay qué señalar que hay grupos cristianos que promueven el no uso de vacunas.

El G5 ¿peligroso para la salud? 

La gente es feliz conectada en la telaraña de las redes sociales, pero existe la creencia de que no es sana para la salud. Al respecto, Héctor Rodríguez hace su aporte en National Geographic sobre este tema aclarando: “Gracias al 5G viviremos en un mundo hiperconectado, sin embargo mucha gente está en contra de esta nueva tecnología alegando que es peligrosa para la salud. Esta es de echo una teoría heredera de peligrosas afirmaciones sobre la telefonía movil.  

De hecho, la tecnología inalámbrica ha sido utilizada durante décadas y ha sido sometida a estudios extensos, encontrándose que es segura para el uso humano. El 5G es simplemente la última generación de la tecnica inalámbrica y no hay evidence de que sugiera que es más peligroso que las comunicaciones moviles anteriores. El 5G, además, emplea ondas de radio de alta frecuencia, las cuales son no ionizantes, lo que significa que no tienen suficiente energía para ionizar los átomos en nuestro cuerpo y causar daño celular.

Estos niveles de radiación emitidos por las antenas 5G son muy bajos y se enmarcan dentro de los estrictos límites establecidos por las organizaciones de salud pública en todo el mundo, límites, además, muy inferiores al potencial umbral de riesgo de algunas radiaciones. Aún así, múltiples estudios científicos han investigado los posibles efectos para la salud de la exposición a la radiación de estas tecnologías, incluyendo el 5G, y ninguno de ellos ha encontrado evidencia de que cause daño celular, cáncer o cualquier otro problema de salud.

Finalmente, manifestó Rodríguez: “De este modo, la mayoría de los expertos y organizaciones como la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante o la FDA, entre otras, están de acuerdo en que el 5G es seguro para el uso humano, y han declarado que la exposición a los niveles de radiación de las tecnologías inalámbricas es Segura”. La FDA es la sigla de La Administración de Alimentos y Medicamentos​, ​​agencia del Gobierno de los Estados Unidos.




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