Autor : Diego Arias Serna

La edad no es una barrera para fortalecer la capacidad lectora. El contacto con los libros, además de formar, es un excelente inspirador de pensamientos; y una mente activa ayuda a la salud.
“Mi visión de la alfabetización va más allá del ba, be, bi, bo bu, porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado”: Paul Freire.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), designó el 8 de septiembre como “Día Internacional de la Alfabetización”. La entidad de la ONU plantea para este 2023, como lema: “Promover la alfabetización para un mundo en transición: sentar las bases para sociedades pacíficas y sostenibles”. Desde que se viene conmemorando esta fecha (1967), se ha planteado la alfabetización como las destrezas mínimas de leer y escribir en un idioma específico.
Para Paulo Freire (1921-1997), “la alfabetización es una lectura de la palabra, la cual tiene relación con la realidad. Entonces, la alfabetización es una lectura de la realidad, una descodificación del entorno, un develamiento de lo que es y de lo que somos”. Él también la expresó como “la habilidad de leer el mundo, de continuar aprendiendo”. Estas frases de Freire dieron un replanteamiento de lo que se ha entendido por alfabetización. Además, por la importancia de la aritmética, a las destrezas de la lectura y la escritura se le agregó el cálculo. Sí, hay que ‘alfabetizar’ en las matemáticas básicas.
Asimismo, desde inicios del siglo XXI, el panorama de lo que es la alfabetización se amplió. Para la Unesco, esta palabra se entiende hoy como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digital, mediado por textos, rico en información y que presenta cambios rápidos. Agrega la entidad que la alfabetización forma parte de un conjunto más amplio de competencias, que incluyen las digitales, la alfabetización mediática, la educación para el desarrollo sostenible y la ciudadanía mundial, así como las competencias específicas para el trabajo.
A pesar de los esfuerzos, en unos países más que otros, impulsando la alfabetización, según la Unesco, se estima en unos 763 millones de adultos en todo el mundo que carecen de las habilidades básicas en lectura, escritura y cálculo, dos tercios de los cuales son mujeres. En el sur de Asia vive casi la mitad de esta población mundial de jóvenes y adultos sin conocimientos básicos de alfabetización y aritmética. América Latina y el Caribe aportan alrededor del 4%; un 27% vive en el África subsahariana; 10% se encuentra en Asia Oriental y Sudoriental, el 9% en África Septentrional y otro 4% en Asia Occidental.
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Analfabetismo funcional: hay que superarlo
A esas cifras de analfabetismo hay que agregar unos datos no cuantificados, es lo relacionado con el analfabetismo funcional, entendiéndolo como la incapacidad de una persona de leer, escribir y hacer cálculos de manera eficiente. Lo peor es que el fenómeno se manifiesta en todos los grados escolares: primaria, bachillerato y universidad. Por eso, en este siglo XXI, el del conocimiento, se habla de profesionales analfabetas funcionales; y se da en todas las formaciones: ciencias naturales, matemáticas, humanas, incluyendo el periodismo y el derecho.
Se debiera considerar otros ‘analfabetas’, los de la expresión verbal, como es la comunicación que se hace por medio de la palabra, como es común en la radio y la televisión. Hay, supuestamente, periodistas que no sólo maltratan el lenguaje, sino que también lo vulgarizan. La educación básica debe velar por una excelente formación en lectura, escritura y expresión verbal, que junto con el cálculo garantizan, con la formación universitaria, excelentes profesionales. Y si está presente la enseñanza en valores, con el ejemplo, no teorizando, se podría construir una sociedad sin tanto gobernante corrupto.
Está bien también, decir que en lo financiero hay analfabetas: Los que no tienen formación en el manejo del dinero y aquellos que, con alguna formación académica son, igualmente, analfabetas funcionales. Y qué decir de las personas que no saben comprar la alimentación. En este caso, la propaganda induce a consumir comida chatarra, afectando la salud y al planeta.
Volviendo a lo planteado por la Unesco, veamos qué dice sobre los efectos de la alfabetización: empodera y libera a las personas, mejora la vida al ampliar las capacidades, contribuyendo a reducir la pobreza, da más posibilidades en el mercado laboral y tiene efectos positivos en la salud y el desarrollo sostenible. Las mujeres, empoderadas por la alfabetización, provocan un efecto dominó positivo en todos los aspectos del desarrollo. Tienen mayores opciones de vida para sí mismas y una repercusión inmediata en la salud y la educación de sus familias y, en particular, en la educación de las niñas.
Por otra parte, la Unesco define la alfabetización digital como la capacidad de acceder, gestionar, comprender, integrar, comunicar, evaluar y crear informaciones mediante la utilización segura y pertinente de las tecnologías digitales para el empleo, un trabajo decente y la iniciativa empresarial. Esto incluye competencias como la alfabetización informática y en la tecnología de la información y la comunicación (TIC), la alfabetización informativa y la educación mediática, que tienen como objetivo empoderar a las personas y, en particular, a los jóvenes, para que adopten una actitud crítica sobre el uso de las tecnologías de la información y las tecnologías digitales.
Se amplían las desigualdades
Como estamos en la época de la mentira y la desinformación, la Unesco hace un llamado para que la sociedad enfrente tanta desorientación y que se aparte del discurso de odio y el extremismo violento. Asimismo, plantea que el contexto global en constante cambio ha adquirido un nuevo significado en los últimos años, obstaculizando el progreso en materia de alfabetización y ampliando las desigualdades entre regiones del mundo, países y poblaciones.
En los estados de bajos y medianos ingresos, la proporción de niños de 10 años que no pueden leer y comprender un texto simple ha aumentado del 57% en 2019 a un estimado del 70% en 2022. Hay que reconocer que la pandemia ha contribuido a este aumento en estos porcentajes; pero también en agudizar otros problemas. Así lo reconoce la Unesco cuando afirma que las repercusiones de la Covid-19 junto con otros desafíos como el cambio climático, la digitalización, el aumento de las desigualdades, la polarización de las sociedades y los conflictos, se sienten cada vez más en diferentes esferas de la vida humana y del planeta.
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Un aspecto clave que ayudará a superar estos problemas es la educación, y como lo expresó el exsecretario general de la ONU, Kofi Annan “la alfabetización es una pieza clave para el cambio y un instrumento práctico de poder en cada uno de los tres principales pilares del desarrollo sostenible: desarrollo económico, desarrollo social y protección del medio ambiente”.
La Unesco en su página web resaltó el ocho de septiembre que, al empoderar a las personas, especialmente a través de un enfoque crítico y emancipador, la alfabetización puede ayudarles a participar y asumir un papel activo tanto a nivel local como global para enfrentar y resolver desafíos globales y convertirse en agentes de transformación para sociedades más sostenibles y pacíficas.
Analfabetismo, pobreza y crimen
En Wikipedia se presentan datos interesantes de la conexión del analfabetismo con el crimen. Aquellos con analfabetismo funcional pueden ser sujetos de intimidación social, riesgos de salud, estrés, bajos salarios, y otras dificultades relacionadas con su inhabilidad. La correlación entre el crimen y el analfabetismo funcional es un hecho bien conocido por criminalistas y sociólogos alrededor del mundo.
En el año 2000 se estimó que el 60% de los adultos en prisiones estatales y federales en los Estados Unidos sufrían de esta condición, y que el 85% de los criminales menores tenían problemas asociados con la lectura, escritura, y matemáticas básicas, lo cual no debe interpretarse como una relación de causalidad. Por todo lo planteado, y como lo afirma la Unesco, es necesario un esfuerzo conjunto en el desarrollo de políticas y en la inversión financiera para salvaguardar la alfabetización para todos, especialmente para los más desfavorecidos.