Autor : Lorena Zapata López

Mantener peces como ornamentación implica responsabilidad y compromiso con su bienestar.
Existe una amplia variedad de peces que pueden deleitar hogares, oficinas y establecimientos; lo importante es asegurar el cuidado, bienestar y protección en su hábitat.
Los peces son animales vertebrados acuáticos que se denominan de sangre fría porque, generalmente, tienen la misma temperatura del medio ambiente. Dentro de la gran variedad de especies se encuentran los cíclidos, que en su mayoría habitan en África, otra gran parte están en América del Sur; pertenecen a la familia Cichlidae, de gran éxito evolutivo, mayormente de agua dulce y son muy atractivos para el acuarismo.
Cada vez se encuentran más especies nuevas y muchas aún no descritas. Expertos estiman que pueden llegar a ser 3.000 especies, las cuales poseen gran diversidad de formas y características únicas, que hacen de esta una de las familias más grandes de vertebrados. Los cíclidos, reconocidos por sus comportamientos complejos y formas corporales atractivas, se reproducen fácilmente y dentro de sus especies hay animales sociales que interactúan con las personas y otros bastante agresivos y territoriales.
Álvaro Botero Botero es director del programa de Licenciatura en Ciencias Naturales de la Universidad del Quindío, licenciado en biología y educación ambiental y tiene una maestría en manejo de fauna silvestre, al respecto de esta práctica habló sobre los beneficios y las oportunidades de mejora. “En estas piletas se tienen peces ornamentales que han sido criados para estar en estas condiciones. Han sido criados en granjas, porque al ser extraídos del ecosistema se hace mediante permisos bajo un esquema que se denomina pesca de peces ornamentales para la cual hay una legislación en Colombia, ya que es uno de los países pioneros y más fuertes en términos de exportación de peces ornamentales. Estos animales han sido objeto de domesticación histórica y no se pueden liberar porque generarían un impacto muy grave para el ecosistema, pasando de ser especie doméstica a especie invasora.”
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En cuanto a los beneficios, el académico mencionó:
1.Atrae la atención en parques y centros comerciales, generando especialmente una interacción entre los peces y los niños, que pueden tener la oportunidad de tener contacto con fauna en ambientes urbanos.
2.Los reservorios de agua o espejos de agua se usan en muchos sitios como elementos de regulación térmica aportando un microclima fundamental y necesario.
3.Los espejos de agua que contienen organismos, en este caso los peces, ayudan a controlar la propagación de vectores como zancudos, y así evitar otro tipo de problemas sanitarios significativos.
4.Cumplen una función en términos productivos, beneficiando a personas que se dedican al comercio en torno a las peceras, se resaltan las ventas de mascotas, de alimentos para peces y de la cadena productiva de la acuicultura.
5.Hay un beneficio estético, pues los lugares con peceras se ven bonitos y llaman la atención de locales y turistas.
Botero Botero manifestó: “Por otra parte, ver un acuario entre comillas sucio, es normal pues los peces defecan en su medio, ya depende de las entidades o los responsables cómo regulan y qué acciones y protocolos manejan. Cabe resaltar, además, que hay oportunidades de mejora, por ejemplo, hay una falta de cultura ciudadana cuando las personas les tiran cosas o les dan alimentos indebidos y los pueden enfermar, para ello, se pueden implementar procesos educativos para enseñar a mejorar la relación entre los animales y las personas. Además, las administraciones locales y los establecimientos comerciales que cuenten con estas piletas deben tener planes de manejo para atender estas situaciones.”
Por su parte, el licenciado en biología Jorge Mario Bedoya Libreros manifestó: “Se debe garantizar que los peces que están en ambientes cerrados y controlados como acuarios de casa no lleguen a un cuerpo de agua natural pues es muy probable que mueran porque las condiciones físico-químicas del agua no les permiten sobrevivir; y en caso de que lo lograra, podría reproducirse y convertirse en una presa porque son lentos y tienen colores llamativos y fácilmente se los consumen o se pueden convertir en una plaga.”
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Bedoya Libreros también aclaró que, a menudo, las personas creen que los acuarios están en malas condiciones. “El sentir de muchas personas es que estos ambientes se ven impuros, pero es un ambiente natural para los peces. Entre la gran variedad de peces ornamentales, algunos son filtradores y se encargan de limpiar, entonces pueden consumir algas y todo lo que pueda aparecer en el agua de forma natural. Incluso hay peces que se enferman por exceso de lavado del acuario ya que no se puede hacer el recambio total, sino cambios parciales porque esta alteración les puede afectar o causar estrés. Las personas reclaman muchas veces lo estético, que el agua no tenga sedimentos, que las baldosas estén muy limpias, que no tengan algas, que no esté baboso, que el agua se vea totalmente transparente, que no se sientan olores extraños, pero esa percepción de limpieza y estética no es correspondiente a las condiciones ecológicas que requieren las especies para vivir de manera confortable y segura en sus hábitats.”
Por último, desde el centro comercial Unicentro de Armenia manifestaron que sus acuarios que albergan bailarinas, goldfish y peces Koi cumplen con la normativa técnica para garantizar su bienestar; no hay sobrepoblación y todos gozan del espacio suficiente para subsistir en las mejores condiciones, regulan su alimentación, mantienen el agua a temperaturas adecuadas, tienen un equipo capacitado encargado de su mantenimiento y tienen exhibidos avisos que instan a los visitantes a hacer un buen manejo del acuario. Concluyen que están sujetos a la normativa de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, Aunap.