La luz de la esperanza parece no apagarse, a pesar de las complejas circunstancias.
Cuando muchos creían que las comunidades apagarían sus ánimos por la pandemia —que no se ha alejado de la vida de la humanidad—, estas han demostrado que las tradiciones navideñas se conservan también como una señal de esperanza.
Es lo que se ha evidenciado en las fachadas de las casas y en diversas calles de los barrios de Armenia, donde pudo más la alegría que la tristeza y tanto los alumbrados como los adornos decembrinos han estado presentes para engalanar aquellos sitios, como siempre se ha hecho.
Definitivamente en la capital quindiana no hay poder humano ni natural que detenga la magia que siempre ha caracterizado al último mes del año. LA CRÓNICA tomó una pequeña muestra en fotos de que los cuyabros siguen adornados por una época de unión.
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