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Mundo / MARZO 03 DE 2024 / 1 mes antes

Otra ‘plaga’ de creación

Autor : Diego Arias Serna

Otra ‘plaga’ de creación

En un verdadero “dolor de cabeza” se ha convertido el manejo y disposición final del plástico de un solo uso en todo el mundo. Hay mucha alarma y preocupación, pero muy poca acción.

“La contaminación por plásticos afecta casi todos los rincones oceánicos, incluyendo los lejanos mares del Ártico y las profundidades del mar”: Fondo Mundial para la Naturaleza (W WF). 

Según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la mitad del plástico que consumimos es de un solo uso y cada año se utilizan 500.000 millones de bolsas de plástico en el mundo. Además, alrededor de 13 millones de toneladas, incluidas micropartículas, terminan en los océanos anualmente. Como dice esa institución, los efectos son tan evidentes que en los mares flotan las llamadas “islas de basura”, acumulaciones de desperdicios y plástico que, en algunos casos, como la del Pacífico, supera tres veces el tamaño de Francia.

Ese daño es por “partida doble”: la mayor parte de este material se obtiene del petróleo, hay contaminación cuando se procesa y cuando se usa. Hay esperanzas de que el bioplástico contribuya a reducir el impacto y ese mercado está prosperando, pero representa un crecimiento del orden del 1 %. Así que el plástico es otra “espada de Damocles” que amenaza tanto al planeta como a la humanidad, porque degrada el suelo para el cultivo, afecta ríos y mares, así como la biodiversidad.

Siendo EE. UU. y China los grandes productores, ¿No será justo que ellos aporten económicamente para superar o minimizar el problema? ¿Será que las bolsas de papel son una alternativa válida? ¿Se hace una gestión adecuada de dichos residuos? Estos interrogantes se responderán, al menos parcialmente, en este artículo dominical.

Se contará con el soporte de los siguientes documentos: “La invasión planetaria del plástico”, autoría: Manuel Planelles y publicado en el periódico El País de España el 21 de enero de 2024. “El reciclaje del plástico, una asignatura pendiente a nivel global”, que divulgó la revista National Geographic y escrito por Andrés Vela el 13 de mayo de 2022. “Plástico o papel: ¿qué bolsas contaminan menos realmente?”, redactado por Tom Edgington para la BBC, el 31 de enero 2019.

Crimen contra la naturaleza

Greenpeace España alude a “una crisis planetaria”: las terribles consecuencias de la ‘plaga de plástico’ en los océanos del mundo. Ocho millones de toneladas entran a los océanos cada año, causando anualmente la muerte de más de un millón de aves y de cerca de 100 mil tortugas y mamíferos, según datos de la ONU de 2017. El daño es tan grave que, ambientalistas, grupos ecológicos, periodistas, etc. están activos denunciando el crimen que se comete contra la naturaleza.

En su página web WWF denuncia: “Las tortugas marinas comen bolsas de plástico por equivocación creyendo que son medusas. Las aves marinas, las ballenas, los delfines y otros animales marinos frecuentemente aparecen muertos con los estómagos llenos de plástico o atrapados en abandonadas redes de pesca fabricadas con plástico. Incluso los animales terrestres ahora se ven obligados a vivir entre la contaminación ocasionada por los plásticos”.

Ante esa situación, Planelles en su artículo comenta que, probablemente, 2024 también acabará con el plástico como protagonista. Porque a finales de año debería estar listo el texto del primer tratado internacional contra la contaminación provocada por un material que hace 70 años no se usaba, pero cuyo rastro podemos encontrar ya en cualquier rincón del planeta debido a una cultura de usar y tirar (y de no tratar bien los desechos).

“Cuanto más miramos, más vemos su presencia y sus impactos negativos sobre la naturaleza y la salud”, resume José Luis García, responsable del programa de mares de WWF. Esta invasión de los ecosistemas terrestres y marinos seguirá aumentando en las próximas décadas, sin un cambio de rumbo claro para lograr una gestión realmente eficaz de los residuos, cuyo fracaso está detrás de esta contaminación global. Hay una pregunta que los casi 200 países que negocian ese primer tratado en el seno de la ONU tienen que responder: ¿Realmente se puede acabar con la contaminación por plástico sin limitar la producción mundial de este material?

“Reducir la producción es absolutamente clave, especialmente para los polímeros que no se reciclan, o que se utilizan en productos de vida corta y otros productos problemáticos”, contesta Sheila Aggarwal-Khan, directora de la división de Industria y Economía del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

Reciclaje: asignatura pendiente

El artículo de Andrés Vella publicado por National Geographic, ya citado, revela que son 8 mil millones el número de bolsas plásticas que cada año acaban en el medio natural. Un objeto cotidiano tan simple en el día a día que está ocasionando riesgos a largo plazo para los seres vivos. Aunque durante la segunda mitad del siglo XX el plástico se convirtió en un material innovador que permitió dar un gran salto tecnológico, su reciclaje a día de hoy es una asignatura pendiente.

Menciona Vella que según un nuevo informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), menos del 10% de los desechos plásticos generados a nivel mundial se reciclan cada año. Para esa organización, la producción mundial se ha cuadruplicado en los últimos 30 años y los residuos generados se han duplicado ampliamente entre 2000 y 2019, pasando de 234 millones de toneladas (Mt) en 2000 a 460Mt en 2019.

Casi un cuarto (22 %) de los residuos no se gestiona correctamente y termina en vertederos incontrolados, se quema en fosas o acaba en el medio acuático, “especialmente en los países más pobres”. En 2019, 6,1 millones de toneladas de desechos se filtraron al medio acuático y 1,7 millones de toneladas ingresaron al océano. Últimamente se han acumulado 30 millones de toneladas en los mares y hasta 109 millones en los ríos, lo que significa que, aunque se reduzca la mala gestión de residuos, estos seguirán vertiéndose a los océanos en las próximas décadas.

De acuerdo con la Ocde, China es el país que más produce, seguido por EE. UU. En 2019, en toneladas, el primero produjo 94 millones, mientras que el segundo 84,3. Pero la diferencia de población entre ambas naciones es muy grande; unos 332 millones de USA frente a los aproximadamente 1.400 millones de los chinos. De esas cifras se infiere que el consumo de los norteamericanos es mucho mayor y, por consiguiente, inmenso el daño ambiental.

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Bolsas de papel: ¿una solución?

La Corporación Británica de Radiodifusión (BBC, por sus siglas en inglés) es el servicio público de radio, televisión, e internet del Reino Unido con más de nueve décadas de trayectoria. En su sección BBC Reality Check (Verificación de la realidad), espacio que usó Tom Edgington - reportero senior de ese medio - para difundir su artículo “Plástico o papel: ¿qué bolsas contaminan menos realmente? publicado el 31 de enero de 2019. Es una pregunta cuya respuesta puede parecer obvia pero no lo es, afirma Edgington.

No presentamos el experimento que hizo la cadena de supermercados Morrisons en Reino Unido con las bolsas, para pasar a responder la pregunta. Pero antes él se hizo los siguientes interrogantes: ¿cuánta energía se utiliza para hacer la bolsa durante la fabricación? ¿Qué tan duradera es la bolsa?, ¿cuántas veces puede reutilizarse? ¿Qué tan fácil es reciclar? ¿Qué tan rápido se descompone tras ser tirada a la basura?

Pero la clave para reducir su impacto ambiental sin importar de qué estén hechas, es reutilizarlas tanto como sea posible, enfatiza Margaret Bates, profesora de gestión sostenible de residuos en la Universidad de Northampton, Reino Unido. Veamos algunas respuestas a esas preguntas.

Según Edgington, un documento de investigación elaborado por la Asamblea de Irlanda del Norte en 2011 indicó: “se necesita cuatro veces más energía para fabricar una bolsa de papel que para una bolsa de plástico”. A diferencia de las bolsas de plástico (que según el informe se producen a partir de los productos de desecho de la refinación de petróleo), el papel requiere que los bosques sean talados para producir las bolsas (…).

“(…) El proceso de fabricación, según la investigación, también produce una mayor concentración de productos químicos tóxicos en comparación con la fabricación de bolsas de plástico de un solo uso. Las bolsas de papel también pesan más que el plástico, por lo tanto, el transporte requiere más energía, lo que se suma a su huella de carbono, agrega el estudio. Lo ideal son bolsas de larga duración.

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