
Gustavo Pinzón Sánchez, coordinador del proyecto Paisaje Cultural Cafetero.
La idea de inscribir el Paisaje Cultural Cafetero en la lista de patrimonio de la Unesco surgió en la Universidad Nacional, sede Manizales. Inicialmente se pensó en la inscripción del municipio de Salamina, Caldas, sin embargo, ese año, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura abrió la categoría de paisajes culturales y por recomendación del ministerio de Cultura, se pensó en abrir el abanico hacia la región.
A pesar de que otros países tienen cultivos de café, incluso en mayor proporción que Colombia, la Unesco destacó la declaratoria por un conjunto de elementos, pasando por la semilla, germinadores, chapolas, colinos, cultivos y por la manera como se beneficia, recolecta y transforma.
La declaratoria no es sobre un objeto, sino sobre las tradiciones culturales que giran en torno a la actividad cafetera de esta región.
Uno de los logros conseguidos gracias a la declaratoria ha sido presentar al mundo las características y bondades de una serie de familias campesinas que se han dedicado a la producción del café más suave del mundo, en condiciones excepcionales y que hacen que el territorio sea único.