Con unas sentidas palabras y un acto de amor y gratitud, María Teresa Salazar Duque, representante de la Fundación Pequeño Corazón del departamento, se despidió de sus labores después de 15 años de trabajo social. “Me dispongo a asumir nuevos retos personales, pero me marcho con el corazón repleto de gratitud pues trabajar por el bienestar de los niños de mi tierra, más que un acto de fe, ha sido un regalo de Dios y del Universo”.
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