Editorial / MAYO 31 DE 2023

Juegos agridulces

Si, los escenarios deportivos nuevos les quedarán a los quindianos, pero la alegría la empaña el no poder estrenarlos en noviembre próximo.

Juegos agridulces

Con el anuncio hecho por la gobernación del Quindío con respecto a la firma del convenio para la construcción del complejo acuático prometido para acoger los próximos Juegos Nacionales, se quita la última piedra en el zapato en cuanto a infraestructura deportiva para las justas. Queda todo en manos de los contratistas, tanto los que ganaron las obras que sacó a licitación la alcaldía de Armenia como las que contrató la gobernación del Quindío. Aquí hubo una larga e inexplicable espera en cuanto al trámite para el desembolso de los recursos anunciados por el gobierno nacional y esa paquidermia y displicencia tiene hoy la imagen de los departamentos del Eje Cafetero por el piso y el normal desarrollo de las competencias en vilo. 

Contra el reloj les va tocar trabajar a los contratistas, con mentalidad de avión y no de carretilla como prometió el gobernador quindiano sería su actuar como primera autoridad del departamento, con jornadas diurnas y nocturnas. Las tareas no podrán parar ni domingos ni festivos, incluso con lluvia habrá que avanzar. Con todo y eso, lo más probable es que se tenga que repensar la nómina de escenarios para las competencias y, con todo y el dolor que eso significa, renunciar a ser sede de algunas de las disciplinas o fases de competencia. Seguramente con la adecuación y/o modernización de las edificaciones deportivas no habrá inconvenientes y podrán albergar público y competencias.  

Es una pena que los juegos nacionales deportivos, cuya sede fue anunciada hace cuatro años, hoy estén manchados por la absurda lentitud con que se tratan algunos asuntos en el país. En junio de 2019, siendo gobernador del Quindío Carlos Eduardo Osorio, el entonces presidente Duque les dio la buena noticia a los habitantes de este triángulo verde. Hubo júbilo. Hoy, cuatro años después, si, cuatro años después, como los malos alumnos, Caldas, Quindío y Risaralda, no por culpa de sus administradores, corren para ganar el año; están muy cerca, si no es que ya, de ser metidos en la misma lista negra que abrió el Tolima cuando fue sede de los juegos y los escenarios no estuvieron listos y la plata se embolató.  

En el caso del Quindío y su capital, como también pasa en Caldas y Risaralda, no hay dudas sobre la transparencia de los procesos pre y contractuales, pero igual la historia dirá que varios de los escenarios no estarán listos para los juegos de noviembre. Ya la Contraloría General de la República, en su tercer informe de seguimiento, advirtió que el 39 % de los escenarios de juegos nacionales no estarán listos para la fecha prometida. En total, son 23 edificaciones las requeridas para los entrantes XXII Juegos Nacionales y VI Juegos Paranacionales, cuya inversión ronda los $280.000 millones.  

Con el estado y futuro de los escenarios no debe haber canibalismo. Lo que se requiere es unión de voces para defender el departamento y dejarle claro al resto del país que la principal responsabilidad de que las edificaciones deportivas no estén a tiempo es del gobierno nacional. Con recursos propios, el departamento y Armenia no podían hacer los edificios para las competencias, de ser así, seguro, sí hubieran estado listos a tiempo. Estos juegos dependen del gobierno central, pero no le han dado la importancia que requiere el deporte y los deportistas y, de paso, volvieron a maltratar las regiones. Estas obras debieron despegar en el gobierno Duque, no fue así, y el gobierno entrante todo lo metió en un congelador.

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