Opinión / SEPTIEMBRE 18 DE 2023

Y lloré por el nogal

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Hace algunos años encontré un lugarcito, cerca de todo, enclavado en la cordillera Central, pero suficientemente lejos del bullicio de las ruidosas carreteras.

Desde allí veía las montañas cercanas, las peñas blancas y algunos valles y cañones, pero al llegar el atardecer, un imponente árbol, que se erguía a menos de 20 metros de un nacimiento de agua, hacia sombra y el majestuoso astro rey era eclipsado por la danzante lobreguez de aquel sutil gigante. El tremor de sus hojas al paso de la brisa del atardecer y el nacer de la noche daba refugio a pájaros e insectos, y me gusta pensar que desde su copa vigilaba mis pasos mientras me alejaba de aquel mágico lugar.

Hace poco regrese a aquel sitio enclavado en la montaña, y mientras mis ojos veían al sol descender en el oeste, sin ninguna sombra eclipsándolo, mi olfato percibió el aroma del humo cercano y mis ojos vieron una pira ardiendo en el centro de un pequeño maizal en el sitio que antes cubría el majestuoso y gigantesco nogal.

Algunos metros más allá, recostados sobre una cerca de alambre de púas, unos cuantos costales llenos de carbón esperaban ser cargados por cansados y laboriosos campesinos en motocicletas con la insignia EURO 3. Y me pregunté ¿Las autoridades ambientales verifican de donde salen los cientos de kilos de carbón y leña que están siendo usados en el departamento?

Un bulto al hombro de un hombre mayor, de rostro cansado por la faena diaria, distrajo mis pensamientos. Él era quien distribuía y coordinaba la carga de los bultos del que antes fuera un nogal y ahora era carbón, algunos troncos grandes aun yacían sobre el piso, aparentemente iban a ser empleados para la construcción.

Fue triste, comprensible, pero triste. El árbol cayó para dar paso al cambio, a un nuevo escenario donde el atardecer se ve limpio y esos mismos rayos de sol que antes eran del nogal, ahora calentarán los brotes de maíz que alimentarán vacas, ¡y por eso no importa su nivel de contaminantes! al no ser para exportación poca vigilancia hay en su tratamiento.

La realidad es que aquel bello nogal cayó y el ecosistema que lo rodeaba cambió. Cuando las aves regresaron ya no encontraron sus nidos. ¿Quizás ese árbol fue sembrado años atrás como un ahorro programado para tiempos futuros y el plazo ya se cumplió? O ¿quizás el maíz generará los ingresos necesarios para que algún pequeñito compre los elementos para ser adoctrinado en una sociedad alienada y encausada hacia fortalecer el consumo? o ¿quizás adquieran los elementos para formar algún ser humano libre? 

Tal vez, solo tal vez, aquel árbol será usado reparando el hogar de aquel laborioso campesino, que se levanta día tras día a labrar la tierra, a recorrer los caminos con su sombrero y machete terciado al cinto, y algunas veces a tirar abajo la casa de pajaritos e insectos, a soberanos captadores de agua, dadores de sombra, oxígeno y vida.
 


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