Autor : Por Alberto Gómez Mejía
Foto : Hernán Vanegas Pastrana y Andrea Ramírez Carranza del Jardín Botánico del Quindío
Colaboración especial del Jardín Botánico del Quindío para NUEVA CRÓNICA QUINDÍO.
El entomólogo inglés William John Swainson publicó en 1820 una familia de mariposas con el nombre de Pieridae, inspirado en las Piérides que conforme a la mitología griega eran las bellas y desdichadas hijas de Píero, rey de Macedonia.
Según Jorge Llorente y Jean François Le Crom, célebres investigadores de lepidópteros, los piéridos son mariposas de tamaño pequeño a mediano, entre 2 y 10 cm de envergadura alar, de colores blanco, amarillo o naranja. Son de vuelo ágil, liban el néctar de las inflorescencias de las plantas, y los machos consumen sales disueltas en agua en las riberas de ríos, y aún de la orina de algunos mamíferos. A menudo presentan dimorfismo sexual marcado, porque la hembra puede ser de mayor tamaño. Existen los piéridos en casi todos los hábitats terrestres, desde el nivel del mar hasta el límite de las nieves perpetuas, y son de distribución cosmopolita.
Siguen diciendo los investigadores que, de acuerdo con Ehrlich (1958) y Ackery et al. (1999), la familia Pieridae está conformada por cuatro subfamilias: Pseudopontiinae, Dismorphiinae, Pierinae y Coliadinae, de las cuales se dan Colombia las tres últimas con 35 géneros, que equivale a cerca de la mitad de los existentes en todo el planeta y alrededor del 15% del total de las especies a escala mundial. Y concluyen: “la presencia de géneros endémicos: como Reliquia, (es) una de las singularidades de la pieridofauna colombiana”1.
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Dentro de tales géneros está Eurema, palabra derivada del griego εὕρημα que significa ‘descubrimiento’. Este taxón fue publicado en 1819 por el entomólogo alemán Jacob Hübner en el libro Verzeichniss bekannter Schmettlinge (‘Lista de mariposas conocidas’), en cuya página 95 incluye siete especies; y como curiosidad se lee en el numeral 1021: “E. Nise Cram. 20. R. L. & Albula 27”2, como si fuese un autor, pero nada se encontró con ese nombre y esas iniciales.
Pues bien: el entomólogo neerlandés Pieter Cramer había descrito en 1775 la especie Papilio albula con base en una bella mariposita de Surinam. Más de cuatro décadas después, luego de acuñado el género mencionado, varió su nombre a Eurema albula. El vocablo albula figura en la taxonomía zoológica asignado además a un género de peces. Todo parece indicar que se deriva del latín albus, que es blanco, como la mariposa.
Esta especie se da desde México hasta Argentina. No se pudo establecer cuántas subespecies se han registrado, pero los autores entes citados indican que la que ocurre en Colombia en zonas abiertas hasta los 1500 metros de altura es Eurema albula marginella, cuyo hábitat se da desde Nicaragua hasta Ecuador y que fue descrita y publicada en 1861 por el Barón Cajetan von Felder y su hijo Rudolf Felder. El epíteto subespecífico latino marginella significa ‘márgenes’ y está relacionado con los bordes negros de las alas superiores. Es también el nombre de un conocido molusco marino.
Esta mariposa ova individualmente en las hojas del árbol vainillo, Senna spectabilis y en otros árboles de la familia Fabaceae. Los huevos son alargados de color blanco; las orugas son verdes, como también la crisálida que tiene forma alargada, con dos puntos de seda para anclarse, uno en la parte anal y otro en la parte ventral.
