Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de LA CRÓNICA S. A. S.
Este año será tan electoral como el anterior y comeremos elecciones al desayuno, almuerzo, el algo, la comida, en la merienda, en las onces, doces y treces.
Los partidos políticos se juegan gran parte de su dignidad, pues Petro los está llamando para que aprueben sus reformas y sus directivos se preparan para poner sus rodillas en los ministerios, institutos descentralizados, superintendencias y en grandes contratos; nada extraño pues los congresistas voltean sus traseros para donde diga el presidente de la República. Aun así, aprobando reformas, podría romperse ese “servilismo” antes de octubre, pues en los departamentos no funciona como en la presidencia.
Para la gobernación, los candidatos quieren la bendición de los directivos nacionales. Se esperan ansiosamente los avales de Dilian Francisca del partido de La U, de los expresidentes liberal César Gaviria, Uribe del C. D., y Pastrana por los conservadores, que, si mezclan aquí agua con limón, milanta y Alka Seltzer podrían sacar una bomba para la alcaldía. Con los avales en la mano, más algunas encuestas esperan cuadrar caja y “hacerse contar”. Como esos avales no los tiene nadie, la mayoría de candidatos se “emberracaron” con una publicación que dijo que para la gobernación del Quindío “solo tres (candidatos) parecen tener la intención y el respaldo para inscribirse ante la Registraduría”. Allí pusieron de primera a María Teresa Ramírez, luego al diputado Luis Carlos Serna y de tercero Atilano Giraldo. La publicación borró de un plumazo a los candidatos Ricardo Parra “Parrita”, Yenny Trujillo, Jaime Andrés Pérez Cotrino y Jorge Hernán Gutiérrez. Sin embargo, una reciente encuesta respaldada por el Consejo Nacional Electoral dijo cosas muy distintas. Preguntadas 1.503 personas, Atilano Giraldo es el de mayor preferencia seguido por Parra; tercera Yenny Trujillo. Muy lejos de Atilano y Parra está María Teresa Ramírez, notándose claramente “que, si de intención y respaldo se trata”, María Teresa, la candidata de la publicación y del gobernador, no sería elegida.
Atilano espera que César Gaviria cumpla con el aval liberal ofrecido cuatro años atrás. “Parrita” dice que “si estoy segundo en las encuestas, tengo cómo pelear la gobernación”; Yenny Trujillo dice que “sigue con el ánimo independiente que la caracteriza” y Pérez Cotrino expresó que “con el trabajo realizado, no me dejo borrar”.
Pero todo no termina ahí. Supimos que un grupo de empresarios busca dentro de sus gremios un candidato, para conducir el desarrollo y crecimiento económico del departamento. Quieren una persona con buen reconocimiento gremial, con carácter para el manejo gubernamental y “no contaminado”. No descarten que el Quindío tiene muchos empresarios con conocimientos administrativos y recursos económicos. Y finalmente, Carlos Enrique Duque me dijo que será candidato, pero primero debe reunir los partidos del Pacto Histórico y esa sería su primera elección.
Punto y aparte: Cambiar el escudo del Quindío quiere satisfacer una vanidad personal y familiar del gobernador. Su padre siendo congresista impulsó la ley 61 de 1985, declarando la Palma de Cera, árbol nacional de Colombia, palma que el gobernador pide poner en el escudo. Qué identidad pregona el gobernador cuando no quiso celebrar el aniversario del Quindío el primero de julio del año pasado. El escudo y el himno de Antioquia hablan del hacha y nunca han intentado cambiarlos. Si quieren identidad y representar los idearios de conservación ambiental actuales, pregunten al historiador Germán Medina Franco el origen de la palabra “Quindío”, que procede del quechua “quindi”, que significa “colibrí”.
Dos puntos: Entregada la muy bonita avenida Malibú el viernes pasado en Armenia, ya estacionaron las volquetas en la avenida Centenario para darse paso con el Portal del Quindío. Por fin van a poner a trabajar la valorización.
