Autor : Diego Arias Serna
El ingreso por “la puerta grande” de la politiquería a los claustros universitarios deja mucho que desear de una sociedad. Triste y lamentablemente la Uniquindío no es la excepción.
La educación en general debe ser el espacio donde se forma a quienes dirijan un país. Formación tanto académica como en valores. ¿Pero, qué formación se da cuando en la universitaria pulula la corrupción?
La corrupción en Colombia, lastimosamente, hay que decirlo que se volvió el “pan de cada día”, estando presente en todo el “cuerpo” de quienes gobiernan y toman determinaciones en las tres ramas del poder: ejecutivo, legislativo y judicial. Y como si eso fuera poco, el fenómeno, tan negativo, se ha expandido en otras instituciones del Estado. Citando tan sólo un caso, y no porque no haya más ejemplos, se menciona al Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), tan importante para la alimentación, el cual está botando las semillas. ¿Será por orden de multinacionales como Monsanto?
Tampoco se salvan el Ejército y la Policía, donde habrá algunos miembros honestos, pero la mayoría se ha dejado contaminar por ese cáncer. La situación en ambas instituciones es aún más grave porque hay personal vinculado con asesinatos de civiles. Algunos medios de comunicación los ha denunciado. Otro caso, que puede ser el más lamentable, es la corrupción en la educación, y se torna peor cuando ha habido asesinatos de docentes, administrativos y estudiantes, que han denunciado los abusos y la corrupción de quienes han estado al frente de dichas entidades, en particular las universidades estatales.
Es para no creer, por personas de otros países, que en Colombia haya habido paramilitares que controlaron universidades, siendo el caso más sonado y de ingrata recordación por parte de familiares y amigos cercanos de quienes fueron víctimas de la banda de Mancuso, el de la Universidad de Córdoba. Ese personaje nombró rectores, decanos, personal administrativo, y por supuesto manejó el presupuesto institucional. Lo mismo pasó en otras universidades oficiales de la Costa Atlántica, y de aquellas alejadas del mar como la de Cúcuta y Pamplona; y todo con la anuencia de gobernantes.
Como ese invasivo mal sigue presente, este artículo dominical aborda justamente ese tema, que además de la injerencia de los paramilitares, tocará la corrupción intelectual, obtención de títulos, nombramiento de rectores, por otros corruptos – caciques políticos regionales- etc. Para ello se contará con el apoyo de dos documentos, el primero titulado: “Corrupción en la educación: distintas percepciones sobre gravedad de los comportamientos/informe Universidad Externado de Colombia (UEC). El segundo, publicado por el periódico El Espectador el 21 febrero 2023 con el título: “Integrantes de 10 universidades públicas denunciaron presunta corrupción”.
Corrupción en la propiedad intelectual
El documento de El Externado es un estudio de un colectivo de docentes, quienes tratan varios temas acá anunciados, con el propósito de motivar a leerlo completamente, pues está en la página web de la citada institución: 1- Hacia la construcción de la integridad científica en el país. 2- Corrupción que mata. Expone la relación entre la corrupción en acueductos y las muertes por enfermedades gastrointestinales por la mala calidad del líquido vital. El estudio se centra entre 2011 y 2015. 3- Corrupción en la propiedad intelectual. El plagio se ha convertido en epidemia en el sector educativo. 4- Altos precios de los medicamentos.
Asimismo, presentan el caso 5- llamado: Secretos del Estado en el “teléfono roto”. Los investigadores se refieren al conocimiento obtenido con esfuerzo y trabajo de años en las entidades oficiales y que son feriados al mejor postor. De la corrupción universitaria participan diversos actores del devenir académico. El resumen del documento expresa: “La comunidad educativa colombiana rechaza conductas poco éticas, pero estudiantes, profesores, rectores, decanos, funcionarios, padres de familia, son propensos a incurrir en ellas cuando se trata de obtener resultados. Encuentran muy grave falsificar títulos, pero estiman menos grave entregar dádivas a cambio de mejorar una calificación”.
El tema: “La corrupción en el ámbito de la propiedad intelectual” (escrito por Ernesto Rengifo, Luisa Fernanda Herrera, Brenda Salas, Carlos Augusto Conde, Manuel Guerrero y Diego Fernando Guzmán), incluido en la colección editorial: “La corrupción en Colombia” (tomo 2), publicada por la UEC, dentro del proyecto “Así habla el Externado” que, a la vez, refleja el trabajo investigativo interdisciplinario de varias facultades y centros de investigación de la institución.
Los autores explican cómo las producciones del intelecto, los conocimientos y las creaciones son objeto de protección jurídica en la sociedad moderna que, no por capricho, se denomina la ‘sociedad del conocimiento’, y explican la problemática por medio de casos reveladores.
Sobre este fenómeno manifiestan: “El plagio (atribuirse creaciones intelectuales de otras personas) se ha convertido en epidemia en el sector educativo; los estudiantes, afectos al copy-paste (copie y pegue) utilizan textos o trabajos ajenos para obtener una buena calificación, sin pasar por las “penosas” tareas de buscar, pensar, relacionar, argumentar o citar fuentes de información. De hecho, existe un mercado negro de trabajos elaborados por los llamados ghost writers (escritores fantasmas). Además, se falsifican y plagian credenciales, diplomas, investigaciones y publicaciones”.
Los autores subrayan dos aspectos del problema: la sustracción de conocimiento ajeno y la presencia de prácticas en el sistema educativo, cuya tolerancia “invita a los futuros profesionales a engañar y desmoralizar a quienes presentan un trabajo producto de su esfuerzo”. Hay derecho a preguntar: ¿Cómo se refleja esta corrupción en las obras de infraestructuras mal hechas, así como en edificios?
Toma administrativa por clanes políticos
Por otra parte, en el artículo publicado por El Espectador, en la sección Redacción Educación, “Integrantes de 10 universidades públicas denunciaron presunta corrupción”, destaca al inicio: “En el Congreso de la República se llevó a cabo una audiencia sobre antidemocracia y corrupción en la educación superior pública fueron algunas de las mencionadas. ¿Qué se denunció?”.
Continúa expresando el artículo: “Podría haber presunta corrupción en algunas universidades públicas. Así se aseguró este 20 de febrero en el Congreso de la República en la audiencia pública “Antidemocracia y corrupción en las Universidades Públicas”, en el que se mencionó el nombre de instituciones como la Universidad Francisco de Paula Santander, la Universidad de la Amazonía y la Universidad del Valle. Los congresistas del Pacto Histórico, Pedro Suárez Vacca y Gabriel Becerra, entregaron hoy a delegados de la Procuraduría, Fiscalía y Contraloría General un documento con la recopilación de denuncias por presunta corrupción recibidas por la comunidad académica”.
Además, “la audiencia, realizada en el Salón Elíptico del Congreso, contó con la presencia de más de 10 universidades públicas del país. Allí dieron su opinión funcionarios públicos y estudiantes de pregrado, quienes se manifestaron, por ejemplo, respecto a la acusación de un presunto carrusel de puntos salariales en la Universidad Francisco de Paula Santander. También se mencionó la supuesta toma administrativa por parte de clanes políticos en la Universidad de la Amazonía, y la presunta violación de la autonomía en la Universidad del Valle a partir del estatuto general”.
El fantasma de Mancuso vuelve a aparecer, en esta ocasión en la Universidad de Cartagena. Algunos integrantes de dicha universidad están preocupados porque las declaraciones de Dairo Antonio Úsuga, alias, Otoniel, quien, ante la Jurisdicción Especial para la Paz, afirmó que ese claustro educativo servía como infraestructura financiera del Clan del Golfo. Si todo se sabe ¿qué hacen las autoridades?
¿Uniquindío, será un claustro de pulcritud?
Ante el panorama tan crítico frente a la corrupción de varias universidades oficiales, por qué no preguntar ¿qué pasa en el alma mater de los quindianos? ¿Acaso los clanes políticos no la tienen ‘secuestrada’?, empezando con la elección del nuevo rector Luis Fernando Polanía Obando el pasado 25 de abril por parte del Consejo Superior. La decisión no fue unánime –cinco votos de ocho - y cabe preguntar por qué el representante de los exrectores votó en blanco y la representante del Ministerio de Educación se abstuvo también de hacerlo. Es explicable que el representante de los profesores estuviera en contra del entrante directivo.
¿Cómo está la corrupción en la Uniquindío? La institución también ha sido víctima de la clase política, la cual la tiene como un ‘pastel’ para repartir. La designación a ‘dedo’ de administrativos, y hasta de profesores, con concursos amañados, ha sido una práctica, así como en otras universidades, sobre todo de provincia. Esos nombramientos hacen parte del caudal electoral de clanes políticos. La contratación ha sido ajustada a la medida de los corruptos.
Es importante recordar que el 25 de febrero de 2021 el Tribunal Administrativo del Quindío declaró la nulidad de la resolución 5984 y 6029 de 2019, por las cuales se adjudicó al parecer de manera direccionada, la licitación para la remodelación y optimización de los escenarios deportivos por graves fallas en el proceso licitatorio y de adjudicación. Asimismo, un medio local ha denunciado la falta de objetividad, imparcialidad y transparencia de la universidad en la ejecución de contratos y convenios con el municipio de Armenia y la gobernación del Quindío. Así que no todo lo que brilla es oro.
