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El viernes pasado los calarqueños resaltaron el trabajo de Lucelly García para no olvidar lo que hizo desde que llegó de Santuario Risaralda en 1951. Vivió en la Villa del Cacique por 43 años, (murió de 61 años), suficientes para quedarse en la memoria colectiva de sus habitantes, que recuerdan sus momentos y las obras de progreso que dieron importancia a ese municipio. Fueron muchas obras, ayudas y beneficios a personas, familias, colegios, entidades públicas o privadas, y en fin, los servicios políticos y sociales fueron tantos, que siguen siendo incontables.
Su forma franca de ser, su alegría, su fuerza, su bondad, su tenacidad, lograron que todos, incluidos sus enemigos políticos, la calificaran como una persona increíble.
Fue concejal, diputada, congresista, gobernadora, embajadora y nunca utilizó los recursos públicos para lucrarse o beneficiarse económicamente de ellos, de su manejo y de las obras. Esa es la diferencia de ella con los tiempos que actualmente vivimos, con algunos candidatos al concejo, a la asamblea, al Congreso, a las alcaldías y gobernaciones, que ponen a depender el futuro de su vida política, económica y familiar, del presupuesto que manejarán en caso de ser elegidos. Por eso, después de haber muerto asesinada, el nombre de Lucelly todavía se pronuncia reverentemente en las calles y carreras de la “Villa”. Se siente que no está, se nota que hace falta, se reconoce que sin ella, Calarcá es lo que los politiqueros quieran hacer de ella. Nadie la defiende hoy. Esas son las consecuencias de la mala memoria y del olvido. Su nombre, tan respetado política y socialmente tiene un paliativo cada 9 de febrero, fecha en que valoramos su vida y recordamos su muerte.
El viernes anterior por cuenta del Centro de historia de Calarcá, se habló de los logros políticos y sociales de su vida, y testificaron el evento las congresistas quindianas Piedad Correal y Sandra Bibiana Aristizábal, quienes con el veedor del partido de Lucelly y muchos quindianos importantes treinta años después, fueron a aplaudirle sus esfuerzos y a no olvidarla porque la amaron como era, porque Lucelly con su corazón sobrepasó los límites del olvido y eso se llama “trascender”, verbo que solo conjugan los singulares, los únicos, como ella.
Punto seguido: Miguel Uribe Turbay, senador, envió mensaje solidario a la familia García Tobón por Lucelly. Su madre Diana Turbay Quintero, también fue asesinada.
Dos puntos: 1).- Mañana es miércoles de ceniza. La semana santa comienza el domingo 24 de marzo. 2).- El próximo viernes regresan “a trabajar” los congresistas, después del receso. Y aunque las elecciones al Congreso serán dentro de 25 meses, las “representantes” quindianas ya están fichando “sus jugadores” para reelegirse y darle sorpresas a los confiados que siguen durmiendo. Y como al Quindío nunca le faltan temas electorales, estaremos pendientes del Consejo de Estado cuando finalmente resuelva la demanda de nulidad de elección del gobernador Galvis.
Punto y aparte: Germán Vargas Lleras, posible candidato presidencial dentro de dos años, pide a los congresistas estudiar una reforma Constitucional que elimine la Procuraduría, el Consejo Superior de la Judicatura, dar facultades a los notarios, y otras propuestas que revuelquen la justicia. También pide quitarle a las altas Cortes las elecciones de Registrador, auditor general de la Nación, magistrados de la Corte Constitucional y propone reorganizar el Inpec, que en una sola organización tiene 42 sindicatos. Eso será tan fácil como quitarle el hueso carnudo de la boca a un perro bravo.
