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Historia / ABRIL 21 DE 2024 / 4 semanas antes

Las humanidades y las ciencias sociales en el panorama histórico del Quindío

Autor : Roberto Restrepo Ramírez

Las humanidades y las ciencias sociales en el panorama histórico del Quindío

Foto : Luis Carlos Echevarría

Con el surgimiento de las comunidades, sus habitantes gregarios van consolidando un modo de ser regional.

En pleno proceso de constitución del Quindío como departamento (principios de la década de los 60 del siglo XX), el país estaba pasando por una etapa de desangre ciudadano y enfrentamientos políticos que se conoce como la Violencia. Para bosquejar ese fenómeno, desde el año 1966, la nueva sección territorial sirvió como campo de estudio para la realización de escritos sobre esos acontecimientos. Se recuerdan, entre otros, “ESTADO Y SUBVERSIÓN EN COLOMBIA. LA VIOLENCIA EN EL QUINDÍO AÑOS 50” de Carlos Miguel Ortiz y “LA VIOLENCIA EN EL QUINDIO: DETERMINANTES ECOLÓGICOS Y ECONÓMICOS DEL HOMICIDIO EN UN MUNICIPIO CAFICULTOR” de Jaime Arocha.

Ya las ciencias sociales, especialmente la Sociología, se interesaban por desvelar esos lapsos oscuros que transformaron la vida de muchos quindianos. Además se contaba con la relación de la prensa escrita, que  brindaba a los investigadores, y a las universidades que los tutelaban, información sobre incursiones  de los llamados bandoleros. Se recuerda el despliegue de noticias que referían los combates con “Sangrenegra” y “Desquite” y solo para mencionar dos alias de aquellos personajes de leyenda.

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Pero no solo el sociólogo está llamado a reconectar o abordar esa realidad desde la investigación. La Sociología debió ocuparse del estudio crítico de un proceso de reconstrucción del tejido social en la época posterior al terremoto de 1999 y de las secuelas en la población afectada. El sociólogo está en el escenario del posconflicto, la problemática agraria y el desplazamiento. Así como también deberá estar en otros asuntos, como son el turismo masivo y su impacto en la sociedad, en la atención a las víctimas y  la crisis social del campo. En el panorama de la llamada “industria sin chimeneas”, la Sociología del Turismo, que se contempla dentro del currículo de algunas universidades, será importante para reorientar el rumbo de ese sector y estudiar el fenómeno de la gentrificación.

La Economía marca su punto de interés desde el campo académico universitario. La Universidad La Gran Colombia, desde hace más de cinco décadas, viene estudiando la importancia de esta región para el análisis de la nacionalidad en el marco de la producción cafetera. No es gratuito que en su sede Armenia se gestara uno de los premios de la modalidad investigativa en ciencias económicas, el Concurso Nacional en Derecho Económico “José Ignacio de Márquez”. Unido con los sentidos histórico y sociológico, la Economía viene mostrando un compendio de trabajos académicos (tesis de grado) que han marcado pauta en el conocimiento de la realidad social de los municipios. Se destacan, entre varios, los plasmados por Jesús Arango Cano y Gonzalo Alberto Valencia Barrera.

Sin ser muy extendidos o consolidados, los estudios arqueológicos en esta región (recuérdese las excavaciones reportadas por Luis Duque Gómez en La Tebaida en 1942 y las de Gonzalo Correal, en 1970, en el sector del actual Parque Los Aborígenes de Armenia) empiezan a mostrar una marca investigativa que se incrementó después del terremoto. Miles de yacimientos de culturas prehispánicas salieron a la superficie en el proceso de reconstrucción física, cuando se hacía remoción de tierra para la construcción de nuevos barrios y urbanizaciones. Aunque la mayoría de sitios fueron saqueados, algo quedó en el ambiente social y eso fue el paulatino crecimiento de una conciencia social frente al cuidado que deben tener los quindianos en la protección de sus recursos culturales y bienes patrimoniales. No obstante, la guaquería marca el lado oscuro, porque se siguen perdiendo las fuentes de información, aunque se proponen acciones que tienden a la sensibilización educativa, como lo hace desde 1982 el Comité de Protección Antropología y Arqueológica del Quindío. En el mismo empeño, la Academia de Historia del Quindío, con sus publicaciones, hace esfuerzos por la conservación y difusión del Patrimonio Cultural. Y  el Centro de Documentación e Investigación Musical del Quindío, desde 1984, bajo la tutela de Álvaro Pareja y Martha Cecilia Valencia, hacen lo propio frente a la preservación y difusión  del Patrimonio Inmaterial.

Desde otras instituciones del orden departamental (Secretaría de Familia) o municipal (Alcaldía de Armenia) han apuntado a la atención de los pueblos indígenas asentados en el Quindío, y más que todo, desde que se creó el Cabildo Mayor Embera Chamí del Quindío en 1995.Hasta esa fecha el panorama étnico era completamente desconocido, pues no existía en el imaginario una visibilidad hacia lo Indígena actual. En la misma época (mediados de la última década del siglo XX), ya la Universidad del Quindío estaba instituyendo la modalidad de una cátedra de la afrocolombianidad.

Un evento desarrollado en 1985, el V Congreso Colombiano de Historia en Armenia, mostró la urgencia de los estudios históricos, como un soporte  para para la comprensión de los procesos identitarios. En eso también contribuyó mucho la Facultad de Educación y la Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Quindío, como que fueron los entes que  lo organizaron. Fue precisamente en ese centro académico donde se formaron y gestaron los primeros investigadores en la rama de la historia. Allí nació también la pretensión de conocimiento sobre todos los municipios del Quindío y la construcción conceptual de eso que llamamos Quindianidad. Esto fue algo que se afirmó  desde el año 2000, cuando otra institución académica, la Escuela de Administración y Mercadotecnia del Quindío (EAM) se unió a su difusión, desde las acciones de la primera carrera en la modalidad de turismo que tuvo el departamento. Pero no fueron solo los entes educativos los que contribuyeron a la promoción de la Quindianidad. Intervinieron otros organismos patrimoniales, como fueron el Centro Filial del Consejo de Monumentos (hoy Consejo Departamental de Patrimonio), la Asociación Colombiana de Arquitectos, la Fundación Territorio Quindío y la Fundación Guaicamarintia, entre otros.

En el año 2019, Armenia volvió a ser la sede para la realización del XIX Congreso Colombiano de Historia, esta vez a cargo del Capítulo Eje Cafetero de la Asociación Colombiana de Historiadores y fue un quindiano su director ejecutivo, Jorge Hernán Velásquez Restrepo. Otro factor para destacar fue, desde 2003, la gestión de la Academia de Historia, que obtuvo un logro inmenso en 2017, cuando los académicos Jaime Lopera Gutiérrez y Felipe  Robledo Martínez defendieron la tesis de la repatriación del Tesoro Quimbaya, el hito histórico más destacado del imaginario colectivo de los quindianos. Como resultado, la Corte Constitucional ordenó al gobierno colombiano las gestiones para su repatriación.

No solamente la novel ciencia de la Geografía hace incursión, con las acciones propias de la institucionalidad (como es el caso del Catastro y el IGAC) o los intentos de una cartografía. El verdadero impacto se da desde la acción de la Geografía Humana, como indagación sobre el hacer y el quehacer de los quindianos. Se recuerdan en este campo los reflejos de trabajos nacionales, como los desarrollados por Alberto Mendoza Varela, pero también los  proyectados por soñadores y planificadores del departamento. Entre ellos están  Gladys Molina con el Plan Indicativo Cultural 1998 - 2000 (“Aproximación a un Documento de Identidad Regional”), Eddie Polaina con su visión del Quindío en proyección futura y Carlos Alberto Villegas con su Plan Biocultura 2020.

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Pero lo más destacado, considerado como un sucedáneo teórico y práctico, que se desprende de la Geografía Humana, es el turismo, una de las mal llamadas panaceas del Quindío, pero que debe ser objeto de correcto direccionamiento, a través de la modalidad del turismo cultural.

Con el surgimiento de las comunidades, sus habitantes gregarios van consolidando un modo de ser regional, léase lo quindiano. Diferentes miradas de este ser histórico, montuno, provinciano y rebelde fueron hechas desde el análisis de varios eruditos. Horacio Gómez Aristizábal, Alberto Bermúdez o hasta un cronista historiógrafo, como fue Alfonso Valencia Zapata, creyeron o pretendieron construir un perfil de su personalidad. No había entrado la visión disciplinar de la sicología como espacio académico intramural. Desde el año 2000 actúan varias facultades universitarias y hoy ya tenemos egresados que incursionan en estudios importantes como son el rol profesional, la terapia grupal o la sicoterapia. Una prueba de fuego se dio con la atención posterremoto. La sicología ha ampliado tanto su espectro y tiene mucho más para hacer, que hoy el Quindío es mirado como centro de estudios en la problemática de la salud mental (la prevención del suicidio, por ejemplo) y Armenia fue sede del Congreso Nacional de Sicología en 2015.

Es indudable el papel que ha cumplido la Universidad del Quindío en la construcción del conocimiento. El programa de Filosofía de  ha marcado la pauta de los últimos 30 años, formando profesionales de calidad académica. Español y Literatura muestra sus réditos intelectuales, con los trabajos académicos y los logros de sus docentes, en unión de otros organismos. Muestra de ello, en yunta con la Secretaría Departamental de Cultura, es la publicación constante de libros de la Biblioteca de Autores Quindianos y que ha permitido la proyección de obras en varias modalidades, en especial del carácter de antología de escritos destacados del Quindío.

Trabajo Social (antes Programa de Desarrollo Comunitario), Comunicación Social -  Periodismo y Gerontología han tratado de marcar otra página de incidencia de lo social en el Quindío. Tal vez lo más relevante se puso a prueba en la época posterremoto, cuando se debieron implementar programas de asistencia y recomposición del tejido social, de la mano con las ONG del resorte del Forec (Fondo de la Reconstrucción del Eje Cafetero). Ellas contribuyeron a la constitución de un capital documental llamado CEIR (Centro de Estudios e Investigaciones Regionales) que ha dado luz de sentido a otro soporte humanístico, como es  la Archivística. Si se hace conciencia de la importancia que debe tener el documento y el archivo, el Quindío vería en cada uno de ellos - trátese del notarial, eclesiástico o del histórico - una vena arterial para recuperar el conocimiento del pasado y seguir la senda de la construcción de región.
 


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